Nuevo ataque sacude Rusia y obliga a más seguridad

Segunda explosión levanta dudas sobre protección en Juegos de Invierno en febrero

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Moscú. ap, AFP y EFE. Las autoridades rusas ordenaron a la Policía redoblar la seguridad en las estaciones ferroviarias y otras instalaciones en todo el país, luego de que un atacante suicida matara ayer a 14 personas en un autobús en la ciudad sureña de Volgogrado.

Es el segundo ataque en dos días en esta emblemática ciudad, la antigua Stalingrado, localizada a 650 kilómetros de Sochi, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno, por realizarse del 7 al 23 de febrero.

Las autoridades creen que el último atentado fue perpetrado por el mismo grupo que hizo detonar el domingo una bomba en la principal estación de tren de Volgogrado.

Al menos 31 personas murieron en los dos atentados, poniendo de manifiesto la amenaza terrorista que enfrenta Rusia mientras se apresta a ser sede de los Juegos de Invierno, el proyecto estrella del presidente Vladimir Putin.

Precisamente, la seguridad era vista desde un principio como el principal obstáculo para los primeros Juegos Blancos que organizará Rusia, que esperaba mejorar con esta cita su imagen como país serio, estable y seguro.

Un posible aplazamiento sería un durísimo revés para el Kremlin, que tiene previsto gastar 50.000 millones de dólares para organizar los Juegos de Invierno más caros de la historia. Con Sochi, Putin quiere legitimar su poder a ojos de la comunidad internacional y modernizar su país, como hizo Corea del Sur en los Juegos Olímpicos de 1988.

Putin ordenó a los encargados de seguridad que le presenten un informe sobre los ataques y envió a Volgogrado a Alexander Bortnikov, director de la Agencia Nacional de Inteligencia, para que se encargue de la investigación.

Volgogrado es centro clave para el transporte hacia el sur de Rusia, ya que de ahí salen numerosos autobuses interprovinciales hacia la volátil región del Cáucaso Norte, donde grupos insurgentes tratan de crear un Estado islámico.

Vladimir Markin, portavoz de la principal agencia de investigación rusa, dijo que en el ataque de ayer se usó una bomba similar a la utilizada el domingo en la principal estación ferroviaria. Agregó que un atacante suicida fue el responsable de la explosión en el autobús.

Las autoridades no dijeron qué grupo es responsable del ataque y nadie se atribuyó la autoría de los atentados, pero estos ocurrieron meses después que el líder rebelde checheno Doku Umarov amenazara con lanzar nuevos ataques contra blancos civiles en Rusia, inclusive en las Olimpiadas de Sochi.

Los ataques sucesivos en Volgogrado pueden ser muestra de que los milicianos tienen posibilidades de causar daño más allá de su zona de operación tradicional.

Tras la primera guerra de Chechenia (1994-1996), la rebelión se ha ido “islamizando” y se fue extendiendo fuera de las fronteras de esta pequeña república para transformarse, a mediados de los años 2000, en un movimiento islamista armado y que actúa en todo el Cáucaso Norte.

La ciudad también es un importante símbolo que enorgullece a los rusos desde la histórica batalla de Stalingrado durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los soviéticos revirtieron el avance de las tropas nazis.

Rusia hará “todo lo que sea indispensable” para la seguridad del evento, el más importante que albergará el país desde la desintegración de la Unión Soviética en 1991, insistió ayer el presidente del Comité Olímpico Ruso, Alexandre Joukov, quien descartó nuevas medidas de seguridad.

Los analistas estiman que los islamistas en Rusia buscarán aprovechar la cita de Sochi para mostrar su fuerza a aquellos que les dan apoyo financiero.