Migrantes pagan un alto precio por el sueño de Europa

Se juegan vida en travesías riesgosas y pagando servicios a redes de traficantes

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Viena y Zuara (Libia). AP y AFP. Austria: las autoridades encontraron el jueves 71 cadáveres de migrantes en un camión abandonado en una autopista.

Libia: el naufragio en el mar Mediterráneo de dos embarcaciones sobrecargadas cobró por lo menos 76 vidas.

La desesperación de miles de personas de Asia, África y el Oriente Medio por alcanzar suelo europeo y huir de la miseria, las guerras o las persecuciones políticas ha convertido ese sueño en una pesadilla que, a veces, se paga hasta con la vida.

Más de 300.000 han cruzado el Mediterráneo en lo que va de este año, en contraposición con las 219.000 que lo hicieron en todo el año anterior.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) registra 2.636 fallecimientos en esa empresa.

“¿Quién va a detener esta locura”, se preguntaba el viernes en su portada sobre un fodo negro el diario austriaco Kurier .

Europa presenciaba, horrorizada, las imágenes de los cuerpos de 71 migrantes, quienes “probablemente” eran sirios en busca de refugio tras abandonar un país asolado por más de cuatro años de guerra civil y casi 250.000 muertes.

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Además de sortear las dificultades propias de un viaje plagado de dificultades e incertidumbre, la búsqueda de una mejor vida los expone al trato con redes de traficantes que les cobran hasta $6.000 a cada uno.

Las fuerzas de seguridad de Austria y Hungría lanzaron una investigación conjunta en relación con la muerte de las 71 personas en el camión.

Las autoridades húngaras detuvieron el viernes a tres búlgaros – el propietario del vehículo, de origen libanés, y dos choferes– y a un afgano.

Los detenidos son sospechosos de ser los “ejecutores de una banda búlgaro-húngara de tráfico de seres humanos”, según el portavoz de la Policía austríaca, Hans Peter Doskozil.

Un poco antes, las autoridades austríacas habían anunciado la recuperación de los 71 cadáveres en descomposición de dentro del camión. “Había 59 hombres, ocho mujeres y cuatro niños, incluida una niña de entre uno o dos años”, añadió.

Las fuerzas del orden indicaron que la causa del deceso aún no se ha determinado pero podría ser la asfixia.

En una conversación telefónica, el canciller austríaco, Werner Fayman, y el presidente francés, François Hollande, mostraron “su determinación en luchar con firmeza (...) contra las redes de traficantes de seres humanos y en garantizar (la seguridad) en las fronteras exteriores de Europa”, manifestaron las autoridades francesas.

Por su lado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo estar “horrorizado y con el corazón roto” por las muertes más recientes, e hizo énfasis en que una “gran mayoría” de las personas que emprenden esos recorridos tan peligrosos son refugiados que tienen derecho a recibir protección y asilo.

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Aguas fatales. Lejos del centro de Europa, Libia fue el escenario –el jueves– de otra tragedia de similar magnitud que mató a por lo menos 76 migrantes, víctimas del naufragio de dos barcazas con unas 500 personas. El saldo puede ser mayor pues había decenas de desaparecidos.

“Creemos que 200 siguen desaparecidas, tememos que hayan muerto”, dijo en Ginebra la vocera del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) , Melissa Fleming. “Nuestra oficina en Libia verifica con la guardia costera”.

Socorristas sacaron a los muertos del agua y los colocaron en bolsas para cadáveres en la ciudad de Zuara, al frente de cuya costa ocurrió la tragedia.

Varias víctimas flotaban boca abajo en un bote inundado que fue remolcado al puerto. Cuando menos uno de los muertos traía un chaleco salvavidas.

La mayoría de los rescatados provenían de Siria y de países del África subsahariana, informó Mohamed al-Misrati, portavoz de la Media Luna Roja en Libia.

Varios factores impulsan la oleada de sirios, incluidas las condiciones que empeoran en los centros de desplazados de ese país de Oriente Medio, en parte debido a recortes en el presupuesto, y la renuencia de las naciones vecinas a recibir a más gente, indicó la Organización de las Naciones Unidas (ONU).