La OTAN acuerda sumarse a la coalición antiyihadista

Miles de manifestantes esperaron a Trump en Bruselas para hacerle saber que "no era bienvenido".

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Bruselas

Los países de la OTAN acordaron este miércoles el ingreso de la organización en la coalición internacional que lucha contra los yihadistas del grupo Estado Islámico, un reclamo de Washington que deberán confirmar el jueves en una cumbre los mandatarios de la Alianza.

"Los embajadores de la OTAN acaban de tomar la decisión" de sumar la organización a la coalición, que ahora deberán "confirmar los jefes de Estado y de gobierno" en el encuentro del jueves, indicó a la AFP una fuente diplomática.

Estados Unidos quiere que la OTAN se convierta como organización en miembro de esta coalición internacional contra los yihadistas en Siria e Irak, en la que ya participan los 28 países miembros de la Alianza a nivel individual.

Desde hace tiempo, Washington, que lidera esta coalición que lanza ataques aéreos en apoyo a las ofensivas terrestres contra los bastiones yihadistas de Mosul y Raqa, llamaba a este ingreso y, en este sentido, el presidente estadounidense, Donald Trump, quería conseguirlo en su primera cumbre de la Alianza.

Y parece que funcionó. Esta fuente diplomática explicó que los embajadores acordaron "un plan de acción contra el terrorismo", que incluye "el ingreso de la OTAN en la coalición internacional contra el EI y una expansión de los vuelos Awacs".

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La Alianza aportó hasta el momento, como organización "observadora", un apoyo secundario a la coalición mediante las misiones de sus aviones de reconocimiento Awacs en cielo turco y sus actividades de formación a oficiales iraquíes.

El nuevo plan contempla que "los Awacs no sólo vigilarán el cielo, sino que van a coordinar los vuelos" sobre Siria e Irak, "pero únicamente aquellos que no están vinculados a los bombardeos", precisó la fuente, que pidió el anonimato.

Países como Francia o Italia se oponían en un principio a esta decisión para no desgastar una imagen de la OTAN ya perjudicada por los bombardeos en Libia en 2011 que dejaron un mal recuerdo en los países árabes, había explicado otra fuente diplomática.

Para Estados Unidos, el ingreso de la OTAN en la coalición anti EI representaba "un paso realmente importante", en palabras de su jefe de la diplomacia Rex Tillerson, antes de conocerse la decisión de los embajadores.

La lucha antiterrorista era una de las principales críticas de Trump contra la OTAN, a la cual calificó incluso de "obsoleta" antes de asumir el cargo, aunque se desdijo meses después.

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"Entonces", esta organización puesta en marcha en 1949 para frenar la expansión de la URSS, era "excelente", pero "actualmente debe modificarse (...) para incluir el terrorismo", había dicho.

Sus palabras no cayeron en saco roto. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, señaló durante la mañana que la Alianza tenía que hacer más en la lucha antiterrorista tras el atentado yihadista de Mánchester (noroeste de Inglaterra), que costó la vida a 22 personas.

El presidente de la primera potencia militar mundial también criticó que sus socios transatlánticos no invirtieran lo suficiente en defensa, llegando incluso a cuestionar el principio de ayuda mutua de la OTAN en caso de ataque a uno de sus miembros.

Aunque en sendas visitas a Bruselas el vicepresidente estadounidense Mike Pence y el secretario de Defensa James Mattis intentaron tranquilizar a sus socios subrayando su compromiso con la OTAN, los mandatarios esperan que Trump despeje el jueves cualquier duda.

El presidente quiere "realmente" que los aliados "intensifiquen sus obligaciones" y aumenten su gasto militar nacional al 2%, tal y como se comprometieron a hacer en el plazo de una década en una cumbre en Gales en 2014, indicó Tillerson, quien advirtió que el discurso de Trump será "muy duro" en este punto.

Respecto al compromiso de defensa colectiva, plasmado en el Artículo 5 del Tratado de Washington, el jefe de la diplomacia subrayó que "por supuesto" lo apoyan y recordó que Washington ha sido el primero y único en invocarlo tras los atentados del 11 de setiembre de 2001.

Restos de las Torres Gemelas, atacadas ese día por Al Qaeda, figurarán en el memorial de la nueva sede de la OTAN como "símbolo de la solidaridad y nuestra lucha común contra el terrorismo", según Stoltenberg.

Junto a estos restos, que desvelará el jueves Trump junto a la canciller alemana Angela Merkel, habrá un fragmento del muro de Berlín, cuya caída, símbolo del final de la Guerra Fría en Europa, "representa la victoria de la libertad sobre la opresión", apuntó el jefe de la Alianza.

No es bienvenido. Trump, llegó el miércoles a Bruselas para su primera visita a la Unión Europea y a la OTAN, donde unos 10.000 manifestantes pacifistas, feministas o anticapitalistas le hicieron saber que "no era bienvenido".

La marcha partió de la estación del Norte al final de la tarde, poco después de que el Air Force One del presidente estadounidense aterrizase en la base militar de Melsbroek procedente de Roma, y atravesó el centro de Bruselas en un ambiente festivo, bajo el sol.

Mientras que el presidente estadounidense era recibido en audiencia por el rey de los Belgas, Felipe, y la reina Matilde, y después por el primer ministro belga, Charles Michel, los manifestantes rivalizaron en originalidad pra criticar la política del nuevo inquilino de la Casa Blanca.

"Esto no es un presidente", rezaba una pancarta, haciendo un juego de palabras con la célebre máxima del pintor surrealista belga René Magritte "Ceci n'est pas une pipe" ("Esto no es una pipa").

Entre banderas de Cuba, pancartas pacifistas y los estandartes negros de algunas decenas de anarquistas, un grupo de feministas reclamaban "combatir el sexismo".

Los miembros de las juventudes del partido de izquierda radical PTB gritaban un explícito "Trump go away" ("Trump, lárgate").

"Estamos a favor de la salida de la OTAN y de la reasignación de sus medios financieros a operaciones a favor de la paz", explicó a la AFP Sophie Rauszer, del movimiento de izquierdas francés La Francia Insumisa.

Reunidos bajo el lema "Trump not welcome" ("Trump no es bienvenido"), los manifestantes habían sido convocados por movimientos de izquierdas, ONG como Amnistía Internacional y una cincuentena de asociaciones más.

"Dijo que Bruselas era un 'nido de ratas' y luego viene como un conquistador", denunció un manifestante, Yannick Blaise, militante de izquierda.

Las fuerzas de seguridad se mostraron discretas durante la manifestación, que terminó sin incidentes y con una serie de conciertos poco antes de las ocho de la noche.