La estrategia subterránea del Estado Islámico para comprar material de guerra

El grupo terrorista se apoyó sobre todo en individuos y empresas familiares que actuaron como intermediarios

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París. Sociedades ficticias, transferencias de fondos ocultos, empresas familiares: un estudio describe con precisión cómo el califato del grupo Estado Islámico (EI) lograba, pese a la guerra con la coalición internacional, a obtener armas de todo el mundo.

La ONG Conflict Armament Research (CAR) publicó este martes un informe en el que detalla cómo el autoproclamado califato (2014-2019), entre Irak y Siria, logró comprar materiales explosivos, equipos electrónicos y drones sin llamar la atención de nadie.

Una pequeña tienda de teléfonos, por ejemplo, compró seis toneladas de pasta de aluminio. Un distribuidor turco de productos agrícolas pagó $200.000 para adquirir 78 toneladas de combustible para cohetes.

Entre el 2015 y el 2017 se descubrió en todo el califato un centenar de botes de pasta de aluminio fabricada en China.

El Estado Islámico se apoyó sobre todo en individuos y empresas familiares que actuaron como intermediarios y operaron cerca de sus fronteras, principalmente en el sur de Turquía.

CAR señala que no es posible probar que estos intermediarios actuaban a sabiendas. “Pero actuaron como coyunturas clave en la cadena de suministro” del grupo terrorista, apuntó.

El informe revela la compra de fertilizantes a base de nitrato y pasta de aluminio, utilizados para producir explosivos, así como propulsores de cohetes y aviones no tripulados. Dice que el EI habría incluso intentado producir un sistema antiaéreo automatizado, aunque no hay pruebas de que lo haya logrado.

Los ejemplos son edificantes. En una sola transacción, el EI logró adquirir explosivos “40 veces más potentes” que la explosión que destruyó el puerto de Beirut en agosto.

CAR también documenta la existencia de 28 drones modificados para ser armados.

La ONG “identificó más de 50 empresas en más de 20 países que han producido o distribuido bienes utilizados por las fuerzas del EI”, indica el informe.

Sistema para adquisiciones

El sistema se basaba en empresas registradas legalmente, una logística eficiente dentro del propio califato, comunicaciones seguras, transferencias bancarias y pagos en línea.

“Investigaciones anteriores indican que las fuerzas del EI utilizaron personas y empresas con sede en Dinamarca, España, Siria, Turquía y Reino Unido”, señala el documento.

Ante sospechas, algunos proveedores rescindieron sus contratos. Otros no vieron nada o hicieron la vista gorda. Y el sistema, tan eficiente como frágil, prosperó.

Desde el final del califato en marzo del 2019, el EI ha estado tratando de reconstruirse en el Levante y mantiene una insurgencia llamada de “baja intensidad”, pero constante.

Lo que queda de su red de suministro hoy en día es más incierto. Sam Heller, analista independiente sobre Siria y asesor de Crisis Group, describe una utilización eficaz de los recursos.

Después de mirar un video del grupo yihadista que en noviembre del 2019 exhibía el equipo de sus combatientes, señaló: “Todo parece barato y relativamente fácil de obtener. Es la clave para la sostenibilidad de este tipo de insurrección”.

Un reconocido experto en armas, que se hace llamar Calibre Obscura en Twitter, cree que el EI actualmente compra poco equipo en el extranjero, excepto equipo sofisticado.

El grupo terrorista, expresa, está buscando posibles tesoros de guerra restantes, pero también en el mercado negro o entre las innumerables milicias y grupos armados y las fuerzas del los Estados que se pueden corromper tan fácilmente.

Porque el dinero sigue entrando. Y la experiencia “no se habrá perdido”, señala. Si el EI se encuentra alguna vez nuevamente en una posición estratégica favorable, “será mucho más fácil empezar de nuevo”, concluye.