España recuerda con dolor a víctimas de ataques terroristas

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Madrid. AFP. Todavía dolida, 10 años después de los atentados del 11 de marzo del 2004, España recordó ayer a los 191 muertos y 1.900 heridos que conocieron el horror cuando cuatro trenes abarrotados fueron pulverizados por diez bombas colocadas por islamistas.

“Hoy se cumplen diez años del mayor atentado terrorista de la historia de Europa”, resaltó Ángeles Pedraza, presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo , durante un homenaje en el parque madrileño del Retiro, cerca de la estación Atocha, adonde se dirigían los trenes repletos de obreros y estudiantes que al ser las 7:40 a. m. de aquel día volaron por los aires.

“Los relojes de todos los que sufrimos aquello siguen parándose cada mañana, con el mismo miedo, con la misma sensación de angustia y pánico”, manifestó Pedraza, cuya hija Miryam, de 25 años, figura entre las víctimas fatales.

En el acto de conmemoración se soltaron al cielo 191 globos blancos y cada uno de los presentes, encabezados por numerosos representantes de los gobiernos nacional y regional, recorrió en silencio el camino hacia el Bosque del Recuerdo, para depositar margaritas blancas sobre los cipreses plantados allí en honor de los atacados.

Mientras tanto, cuatro adolescentes recitaban los nombres de los fallecidos ante cientos de asistentes, entre ellos bomberos, policías y voluntarios que trabajaron el día de la tragedia.

Misa solemne. Poco antes, en la catedral de La Almudena, una misa solemne con la presencia del rey Juan Carlos, la reina Sofía y el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, reunió a un millar de personas en torno al trágico recuerdo.

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Las diez bombas estallaron casi simultáneamente en hora pico en las estaciones de Santa Eugenia, El Pozo, la entrada de Atocha y esa misma estación, en pleno centro de la capital española.

“Mi mujer oyó una explosión. Cuando me levanté, abrí la ventana y ví a la gente andando por las vías del tren. Pero iban como si fueran autómatas. Iban como zombies”, recordaba Evaristo Ruiz, de 47 años, un vecino de Atocha, frente al lugar donde algunas personas habían dejado flores, en las cercanías de unas vías que se habían cubierto de cadáveres.