El último barco de Galípoli lucha contra los mitos de la batalla

EL HMS M33, que sobrevivió a ese episodio de la Primera Guerra Mundial, es restaurado en el astillero de Portsmouth

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Portsmouth, Reino Unido

El último barco británico superviviente de Galípoli será restaurado para el centenario de la batalla y su última misión será contrarrestar las leyendas en torno a aquel desastre aliado de la Primera Guerra Mundial.

El HMS M33, uno de los tres últimos buques supervivientes de la Gran Guerra de 1914-1918, está siendo renovado en los astilleros de Portsmouth, la base de la Marina Real en la costa sur inglesa.

El vetusto barco podría ayudar a revivir la historia de Galípoli y el desgraciado intento de británicos, franceses, australianos y neozelandeses, esencialmente, de tomar el control de la península turca al Imperio otomano.

"Es una pequeña cápsula del tiempo", dijo Nick Hewitt, del Museo Nacional de la Marina Real, de pie en la cubierta superior.

Construido en siete semanas, el barco de acero de 54 metros de largo tenía el fondo plano para poder acercarse a objetivos en tierra y atacarlos con su artillería. Tenía una tripulación de 78 marineros.

El barco ha sido pintado de nuevo en blanco y negro con deslumbrantes figuras geométricas, un método que se adoptó en la época para confundir la visión a los enemigos, a los que les costaba adivinar en que posición estaba la embarcación.

El proyecto de restauración tiene un presupuesto de $3,6 millones y cuando concluya y se abra al público, en agosto, se podrá recorrer la cubierta, los camarotes y la sala de municiones.

La antigua sala de calderas tendrá unas pantallas audiovisuales para revivir el infierno de Galípoli.

En el Museo de la Marina Real ya se puede ver una exposición que se inauguró el mes pasado y se prolongará hasta febrero del 2016, y que cuenta, entre otros objetos, con una ametralladora turca capturada durante la batalla, las notas de planificación de un almirante, diarios de tropas, mensajes de propaganda lanzados desde el aire e incluso el periscopio de un submarino británico atravesado por un proyectil turco.

Batalla de Galípoli. El 18 de marzo de 1915, las fuerzas navales aliadas trataron de abrirse paso por el estrecho de Dardanelos, que separa Europa de Asia, en un intento de tomar Constantinopla, hoy Estambul, y asegurarle un corredor marítimo al imperio ruso.

El plan fue concebido por Winston Churchill, más tarde primer ministro de Gran Bretaña de la Segunda Guerra Mundial, y el desastre le costó el puesto de primer lord del almirantazgo (ministro de Marina).

Pero el ataque naval fue rechazado, lo que obligó a los aliados a comenzar una campaña por tierra de ocho meses en la península de Galípoli, a partir del 25 de abril, que las fuerzas otomanas también ganaron.

El Imperio otomano perdió más de 50.000 hombres; Gran Bretaña casi 35.000; Francia cerca de 10.000; Australia casi 9.000 y Nueva Zelanda casi 3.000. Los heridos doblan estas cifras.

Galípoli es retratada en Turquía como una gran victoria, mientras que en Australia y Nueva Zelanda se describe como un episodio heroico que acabó en desastre "por culpa de unos generales británicos torpes", dijo Hewitt.

Se ve como un momento fundacional de las naciones modernas de Australia, Nueva Zelanda y Turquía.

"Apenas es recordaba aquí (en Gran Bretaña), y si lo es, es visto como un asunto de Australia. Y en Francia está casi totalmente olvidado", añadió Hewitt.

El Museo Nacional de la Marina Real, junto al HMS M33, está tratando de disipar los malentendidos sobre aquella campaña en su exposición Galípoli: mito y memoria.

"Lo que estamos tratando de hacer es restablecer un cierto equilibrio en la historia de Galípoli", afirmó Hewitt.

" Galípoli tiene un mito central: que fue una batalla terrestre combatida por soldados principalmente de Australia y Nueva Zelanda, cuando es más complicado y lleno de matices que eso".

Por ejemplo, los británicos o los franceses perdieron más hombres que australianos o neozelandeses, aunque tampoco se trata de minimizar su papel.

"Fue un desastre aliado", explicó Hewitt, quien describió el ataque como "mal concebido y con unos objetivos probablemente inalcanzables".

Un visitante del museo de 79 años dijo que su padre había sobrevivido Galípoli con el V batallón del regimiento de Wiltshire, británico.

"La parte más conmovedora es la imagen final del monumento a los caídos y el cementerio de las tropas australianas y neozelandesas" en Galípoli, expresó..

"Arroja luz sobre la futilidad de todo aquello", sentenció.