Desempleo de larga duración reta a la canciller de Alemania, Ángela Merkel

La caída del paro se ha logrado a costa de salarios precarios

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Dusseldorf, Alemania

Cada viernes, decenas de desempleados reciben alimentos gratis en una iglesia del barrio popular de Garath, en Dusseldorf. Son los marginados de Alemania, un país que sin embargo se acerca al pleno empleo.

A las puertas de las elecciones legislativas del 24 de setiembre, Ángela Merkel basa su campaña en el éxito del modelo alemán, que ha permitido reducir a la mitad el número de gente sin trabajo desde el 2005.

Pero el sistema tiene sus fallas: aún hay 900.000 personas que siguen buscando empleo desde hace más de un año y no logran volver al mundo laboral.

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La canciller alemana promete el pleno empleo en el 2025, lo que pasa necesariamente por resolver el problema de los desempleados de larga duración.

Su rival socialdemócrata, Martin Schulz, quien centra su campaña en la justicia social, quiere estimular las posibilidades de hallar trabajo con la ayuda de fondos públicos, en especial en la formación profesional.

Dusseldorf, un ejemplo. Reinsertar desocupados es un desafío en Dusseldorf, ciudad industrial del Ruhr donde el índice de desempleo (7,5%) supera la media nacional (5,7%). Una octava parte de la población; es decir, unos 64.000 habitantes, vive de las ayudas sociales.

Entre los que acuden a los comedores sociales gratuitos, 55% son desempleados, 30% jubilados pobres y el resto refugiados llegados desde el 2015, con más de un millón de migrantes que huyen de la guerra y la miseria.

Jan-Erik Flory, un corpulento joven de 21 años sin trabajo, viene aquí "porque como desempleado recibo poco dinero".

Desde que dejó la escuela a los 17, Jan-Erik pasa de trabajos interinos a medidas de inserción. Quiere ser jardinero, "pero no me han propuesto nada en la región".

Desde las llamadas reformas Hartz del mercado laboral, adoptadas entre el 2003 y el 2005 por el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder, los centros de empleo aseguran a la vez el seguimiento de los desempleados y la entrega de su ayuda social: 409 euros para un soltero más una participación en los gastos de alquiler y de electricidad.

"Dos terceras partes de nuestros clientes no tienen ningún diploma escolar. Y eso hace difícil la integración en nuestra sociedad, donde lo que se busca sobre todo son trabajadores cualificados", subrayó Ingo Zielonkowsky, director del la oficina de empleo de Dusseldorf.

Sielonkowsky se felicita, sin embargo, por haber disminuido en dos años en un 25% el número de desempleados de larga duración, al enviar a algunos de ellos a empresas para realizar actividades de aprendizaje no remuneradas pero manteniendo sus subsidios sociales. "En la mitad de los casos, este ensayo acaba con un contrato", indicó.

Pero la reinserción de desempleados cuenta con escasos medios. Solo el 10% del presupuesto del centro de empleo de Dusseldorf está dedicado a medidas para volver a integrar a las personas en el mercado laboral. El 75% va a la ayuda social.

En la última legislatura -pese a contar con excedentes presupuestarios- se ha "congelado la financiación de formaciones preventivas contra la pérdida de empleo", se lamentó Alexander Spermann, profesor de la Universidad de Friburgo, quien espera mejoras con el próximo gobierno.

Además del conservador CDU de Merkel y de los socialdemócratas del SPD, los demás partidos también tienen ideas para mejorar la situación de los desempleados de larga duración.

La izquierda radical propone un contingente de 200.000 empleados subvencionados. A la derecha, el partido liberal FDP quiere elevar el techo de los minijobs, esos empleos de pocas horas por semana remunerados hasta 450 euros, a los que recurren 7,8 millones de alemanes para mejorar sus fines de mes.

En efecto, la caída del desempleo en Alemania ha tenido un precio, el de una mucho mayor precariedad laboral.