Caos en partido de Silvio Berlusconi podría salvar a gobierno de Italia

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Roma. AFP. El caos y las divisiones en el partido de Silvio Berlusconi, tras la dimisión de cinco de sus ministros en el gobierno de coalición con los socialdemócratas, podría favorecer al primer ministro Enrico Letta, quien decidió solicitar mañana la confianza del Parlamento para seguir gobernando.

Varios representantes del partido de Berlusconi están reflexionando si les conviene retirar el apoyo a la alianza con Letta, formada hace solo cinco meses, o si optan por evitar nuevas elecciones y la consecuente parálisis política.

“No pienso gobernar a todo precio, para permanecer tres días más y volver a comenzar con el tire y afloje”, advirtió Letta, quien presentará en el Parlamento un programa económico y social para dar estabilidad a Italia.

La última jugada política de Berlusconi –desesperado ante la posibilidad de perder su inmunidad parlamentaria y para evitar la humillación de una votación en el Senado que podría conducir a su inhabilitación política y su arresto–, irritó no solo a los aliados de centroizquierda, sino además a su propio partido y a sus ministros, quienes se enteraron por teléfono que debían dimitir.

Rechazo en el partido. “Reina la incertidumbre”, reconoció el presidente de la República, Giorgio Napolitano, el único que tiene la autoridad para disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas, quien adelantó que quiere evitar esas medidas.

Letta, que insiste en someterse al voto de confianza, observa desde la barrera la reacción inesperada de rechazo de una parte del partido de Berlusconi, tradicionalmente fiel. Los cinco ministros manifestaron su desacuerdo con la línea intransigente de Berlusconi y sus consejeros, conocidos como los “halcones”.