Alcalde prorruso de Slaviansk rechaza acuerdos de Ginebra para pacificar Ucrania

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Kiev

Viacheslav Ponomariov, el autoproclamado alcalde de Slaviansk, bastión de la sublevación contra Kiev en la región de Donetsk, rechazó hoy los acuerdos de Ginebra, que obligan a las milicias prorrusas a deponer las armas y desalojar los edificios públicos.

"Las decisiones que se tomaron en Ginebra, se tomaron sin nuestra participación. No tenemos nada que ver con ello", aseguró Ponomariov en rueda de prensa, citado por las agencias rusas.

Ponomariov hizo estas declaraciones tras la llegada a la ciudad de representantes de la misión de la OSCE, encargada de supervisar el cumplimiento de los acuerdos alcanzados el pasado 17 de abril en Ginebra por Ucrania, Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea.

Al mismo tiempo, el líder prorruso reconoció que está a la espera de recibir una respuesta de Moscú a la petición que envió el domingo al presidente ruso, Vladímir Putin, para que despliegue fuerzas de pacificación en el sureste de Ucrania.

Ponomariov mantiene que Slaviansk está sitiada por miembros de la organización ultranacionalista Sector de Derechas, fuerza de choque durante los disturbios en Kiev, a la que acusan de romper la tregua al atacar el domingo varios puestos de control en la ciudad.

A su vez, negó que en Slaviansk haya tropas rusas, aunque reconoció que sí han acudido a su llamada veteranos militares de otras antiguas repúblicas soviéticas.

El insurgente reconoció que sirvió en el Ejercito soviético y después en las Fuerzas Armadas de la Ucrania independiente hasta 1992.

Los representantes de la OSCE se reunieron hoy en Slaviansk con la alcaldesa de la ciudad, Nelia Shtepa, que es retenida desde hace días por los insurgentes, que la acusan de traicionar al pueblo.

Rusia se ha comprometido a persuadir a las milicias prorrusas a deponer las armas y desalojar los edificios públicos en varias ciudades del este del país, donde viven varios millones de rusos étnicos.

No obstante, los prorrusos mantienen sus posiciones y ponen sobre la mesa condiciones inaceptables para Kiev como el desmantelamiento de la acampada de la plaza Maidán, el corazón del movimiento de protesta popular de la capital ucraniana.

Putin amenazó la pasada semana a Kiev con ejercer el derecho que le otorgó el Senado a desplegar tropas en el vecino país si no se respetaban los derechos de la minoría rusa en el sureste de Ucrania.