Tegucigalpa. ACAN-EFE. Los muertos por el incendio de una cárcel de Honduras el martes pasado aumentaron ayer a 358, al tiempo que avanzan con lentitud la identificación de los cadáveres y la investigación de la peor tragedia carcelaria ocurrida en el país.
El portavoz del Ministerio Público, Melvin Duarte, informó de que ayer falleció el quinto de los 10 reos con graves quemaduras atendidos en el estatal Hospital Escuela de Tegucigalpa, identificado como Alexis Bonilla Flores.
Otros cuatro reclusos fallecieron entre el miércoles y el viernes en ese centro asistencial.
De las 358 víctimas del incendio en la Granja Penal, 357 eran reclusos, y la otra una mujer que visitaba a su marido preso.
Ante la dificultad que presentan decenas de cadáveres por el alto grado de calcinación, se podría recurrir a las pruebas de ADN como “último camino” para identificarlos, adelantó Duarte.
Agregó que el equipo multidisciplinario de especialistas de Honduras, Chile, El Salvador, México, Guatemala y la Cruz Roja Internacional ha hecho las autopsias de al menos 80 cadáveres, de los que 33 fueron identificados y 18 se entregaron a los dolientes.
Expertos de la Oficina estadounidense de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) hacen pesquisas desde el viernes en el lugar.
La directora de Fiscales del Ministerio Público, Danelia Ferrera, explicó que los expertos de EE. UU. “van a hacer un proceso de reconocimiento de toda la escena para determinar dos aspectos: la causa del siniestro y el lugar donde comenzó” el fuego.
Sobre la causa de la tragedia se barajan varias hipótesis, como mano criminal, un cortocircuito o la quema de un colchón. El Ministerio Público ha puntualizado que no se produjeron fugas.