Sicariato y crimen organizado desafían de nuevo a Colombia

Nuevos grupos imitan tácticas de los paramilitares y su estilo de violencia

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Bogotá. EFE. El sicariato y la aparición de un nuevo tipo de crimen organizado en Colombia, ligado al narcotráfico y que usa los mismos métodos violentos de antiguos paramilitares, representan un desafío a la seguridad nacional, diagnóstico en el que coinciden Gobierno, Policía y analistas.

“No son grupos desorganizados, sino un nuevo fenómeno criminal que ha crecido, se ha fortalecido y es un desafío enorme”, explicó el director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) , Jorge Restrepo.

Las bacrim (como denomina el Gobierno a estas nuevas bandas criminales) “tienen muchos enlaces con los paramilitares del pasado y sus formas de violencia son las mismas”, ya que también cometen masacres, indicó Restrepo, profesor de la Universidad Javeriana de Bogotá.

Las cifras son escalofriantes: más de 600 acciones violentas (casi dos al día) cometidas por esas bandas en el 2010, frente a unas 350 de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) , según el Cerac.

El año pasado hubo 15.400 asesinatos en Colombia y el 47% (unos 7.200) los cometieron sicarios; una práctica habitual de las bandas criminales, de acuerdo con la Policía Nacional, cuyo director, el general Óscar Naranjo, admitió esta semana que esas organizaciones son “una amenaza a la seguridad”.

Solo en los últimos tres días, hubo cuatro ataques de sicarios en Bogotá con un saldo de cuatro muertos: el jefe de guardias del pabellón de alta seguridad de la cárcel La Picota, Jairo Enrique Velosa Martínez, los sacerdotes Richard Piffano y Rafael Reátiga y un individuo llamado Justo Pastor Báez, depositario de los bienes incautados al capo Daniel “El Loco” Barrera.

En otro ataque resultó herida grave la abogada Lina Piedad Sierra Ariza, abogada de Carlos Alberto Rincón, alias “Chicharrón” y uno de los socios de Barrera.

La Policía estima que operan siete bandas en Colombia, distribuidas en 17 departamentos y 152 municipios, mientras que la Cerac calcula 14, con una actividad militar mucho más dinámica que la de las mismas FARC.

“Muchas más muertes son atribuidas a esas bandas, pero hay poca evidencia judicial” para probarlo, apuntó Restrepo.

En su informe anual sobre el estado de los derechos humanos, difundido esta semana, la organización no gubernamental Human Rights Watch alerta de que las masacres en Colombia, en su mayoría obra de esas bandas, crecieron del 2009 al 2010 un 41%.

Si bien el Gobierno desliga a las bandas de las Autodefensas Unidas de Colombia, cree amenazantes los casi 4.000 hombres que las integran actualmente.

El ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, afirmó esta semana que los lazos de esos grupos y las FARC son cada vez más estrechos y que están integrados por gente sin ninguna ideología política.