La Habana (AFP). La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, concluyó este miércoles su primera visita a Cuba y partió a Haití, tras entregar apoyo concreto a las reformas económicas que impulsa el presidente Raúl Castro, en lo que consideró una cooperación bilateral “estratégica”.
“Creo que la mayor contribución que podemos hacer aquí en Cuba, es ayudar a desarrollar el proceso económico”, dijo Rousseff en La Habana, al declarar que esta cooperación es “estratégica para Brasil y para Cuba”.
En su visita de menos de 48 horas en la isla, Rousseff declinó hacer críticas en materia de derechos humanos y proclamó que era “un orgullo” conversar con el líder histórico Fidel Castro, alejado del poder desde 2006 por una grave crisis de salud.
Raúl Castro lleva a cabo un programa de reformas para "actualizar” el agotado modelo de corte soviético y hacer eficiente la economía de la isla mediante la autonomía a empresas estatales, la legalización de la pequeña y mediana empresa privada y una mayor apertura al capital extranjero, entre otras.
En ese empeño, y con respaldo de sus aliados Venezuela y China, Raúl Castro enfrenta el embargo de Estados Unidos, vigente desde 1962, y el casi nulo acceso a créditos externos, por lo que el apoyo de Brasil viene a jugar un papel importante.
“Brasil tiene influencia especial en la élite cubana no en abstracto, sino como acompañante amistoso de las reformas raulistas”, estimó el analista cubano Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver (Colorado, EEUU).