Refugiados sirios en el Líbano cuentan los horrores de la violencia en Homs

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El Faja. Líbano. (AFP). Unos 2.000 refugiados afluyeron a Líbano desde el último fin de semana, señaló el Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), que hasta ahora ha censado a más de 7.000 sirios refugiados en este país fronterizo desde el inicio de la rebelión hace un año.

Muchos de los refugiados se instalaron en la región de la Bekaa. Otros fueron más al norte, hacia Trípoli o la región de Wadi Jaled.

Um Hasan supo al instante que iba a recuperar un cadáver cuando la llamaron del hospital de Talbisé, cerca de la ciudad siria de Homs, para decirle que pasara a buscar a Hasán, su hijo mayor.

“Era de mañana. El teléfono sonó. Un oficial de seguridad me dijo que fuera a buscar a Hasán al hospital”, cuenta Um Hasan, una viuda de 65 años, que el fin de semana pasado llegó al Líbano, huyendo de la violencia que azota a Siria.

“Supe que estaba muerto”, agrega, resignada, casi sin emoción.

"Cuando llegué al hospital me condujeron a la morgue donde había cuatro o cinco refrigeradores. El cuerpo de Hasán estaba en uno de ellos y en su cabeza había la marca de una bala”, dice.

El cadáver había sido encontrado en una canaleta y estaba cubierto de basura.

“Me desmayé cuando lo vi”, dice.

“El personal del hospital me ayudó a levantarme. Lo pusieron en una mortaja y me lo llevé para enterrarlo”, agrega Um Hasan, que insiste en que su hijo, trabajador agrícola en una granja, no tenía actividades políticas.

Hasán fue detenido en su casa de Talbisé, en febrero pasado, durante una operación de rastreo.

“Dos oficiales se quedaron en la puerta y otros tres subieron al primer piso para detener a Hasán. Se lo llevaron con las manos atadas detrás de la espalda y una venda en los ojos”, cuenta su madre.

“Fue la última vez que lo vi vivo”, recuerda, y dice que decidió huir al Líbano para salvar a sus otros siete hijos.

La mayoría de los refugiados son oriundos de Homs, cerca de la frontera con el Líbano.

Las condiciones de vida en Homs y sus alrededores son “infernales”, faltan alimentos, agua y electricidad, indican varios testigos.

“Había tiros y bombardeos todos los días en Baba Amr”, relata Mohamed, de 30 años, al hablar del barrio rebelde de Homs, devastado por un mes de bombardeos y tomado por las fuerzas del régimen el 1 de marzo pasado.

“No hay más almacenes y cada casa ha sido alcanzada por los disparos”, cuenta Mohamed, que huyó hace una semana con su mujer y sus tres hijos.