Pueblito alemán espera hoy a 100.000 en protesta contra G-8

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Rostock, Alemania. Rostock es un pueblo de apenas 200.000 habitantes ubicado al noreste de Alemania, frente al mar Báltico. Un pueblo que ha estado tratando, desde la caída del Muro de Berlín, en 1989, de darse a conocer como destino turístico atractivo.

Esta pequeña localidad fue escogida por los grupos opositores a la cumbre del Grupo de los Ocho (G0-8) (países más industrializados) para realizar una de las manifestaciones más grandes que haya visto esta región.

Rostock está a 40 km del lujoso hotel Heiligendamm, donde tendrá lugar, del 6 al 8 de junio, la reunión en el que participarán los gobernantes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Rusia y el Reino Unido, así como a las cinco principales naciones emergentes, es decir, Brasil, México, China, India y Sudáfrica.

Bajo el lema “Otro mundo es posible”, grupos de la sociedad civil hicieron un llamado mundial y esperan reunir a 100.000 personas.

“Sabemos que llegarán a la ciudad más de 1.000 buses de lugares como Austria, España y Grecia, entre otros”, comentó Rubén Cárdenas, administrador del Consejo de Extranjeros de Rostock.

Los manifestantes, entre los que se encuentran Greenpeace y Attac, se encontrarán en dos puntos diferentes de Rostock y caminarán hacia el centro de la ciudad para hacer su proclama.

Durante los días siguientes participarán en seminarios, coloquios y reuniones sobre temas como migración, racismo, militarismo, pobreza o derechos humanos.

Algunos habitantes de Rostock ven en la actividad una oportunidad económica de darse a conocer, ya que unos 4.000 periodistas y cerca de 12.000 funcionarios llegarían a la ciudad.

Otros están molestos por las medidas de seguridad. Cielo, mar y tierra están siendo vigilados. “Está prohibido pescar y bañarse; las personas que viven cerca del hotel Heiligendamm tienen un permiso especial por parte de la Policía para entrar y salir de sus barrios y todos debemos llevar siempre nuestro pasaporte”, relató Cárdenas.

Lo que tiene más molesta a esta población que tiene un desempleo de casi un 20% es la construcción de un muro de cemento, metal y alambre de 11 km de largo alrededor del lugar donde se realizaría la cumbre. El costo fue calculado en $384 millones.