Primera dama francesa brillará por su bajo perfil

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París. AFP. Valérie Trierweiler, compañera sentimental del presidente francés, François Hollande, que quería reinventar el papel de primera dama, deberá limitarse por ahora a un papel discreto y, siguiendo el deseo de su pareja, solo estará a su lado si lo exige el protocolo.

“Considero que los asuntos privados se arreglan en privado. Y se lo he dicho a mis allegados para que lo acepten escrupulosamente”, manifestó Hollande el sábado.

Así parecía cerrar el episodio del polémico mensaje en Twitter de Trierweiler, quien entre las dos vueltas de las elecciones legislativas apoyó a un candidato socialista disidente, Olivier Falorni, que se enfrentaba en La Rochelle a Segolene Royal, la madre de los cuatro hijos del presidente.

El domingo, la compañera de Hollande prometió que en el futuro sería más prudente en Twitter.

“Giraré siete veces mi dedo antes de (usar) Twitter”, prometió en declaraciones a la cadena BFM TV.

El caso ocupó las primeras planas en Francia y dejó al descubierto un enredo político-sentimental, aunque en la campaña presidencial Hollande no había cesado de denunciar “la mezcla de géneros” (entre vida privada y vida pública) de su predecesor, Nicolás Sarkozy.

Poco después de su mensaje en Twitter, en junio, Trierweiler reconoció su “error”, pero la polémica se reavivó la semana pasada con las críticas virulentas en la prensa de Thomas Hollande, el hijo mayor del presidente con Royal.

“Esto destruye la imagen normal que (François Hollande) había construido. La situación actual es un factor de inestabilidad o es periodista o tiene un gabinete en el Elíseo”, afirmó el joven abogado.

Esas declaraciones resultan devastadoras para la imagen de Hollande, a pesar de que su hijo aseguró que habían sido “deformadas”.

Hollande rechazó el sábado la idea de un estatuto de la primera dama. “No hay estatuto. Valérie quiere conservar su actividad profesional. Lo comprendo. A partir de ahí, estará presente a mi lado cuando el protocolo lo exija, algo que no es muy frecuente”, concluyó.

Omnipresente en la campaña y luego en la investidura del jefe del Estado, como nunca antes ninguna de sus predecesoras lo había estado, la periodista dijo que no quería ser “un jarrón de porcelana”.

El 14 de julio estuvo en la tribuna presidencial en la plaza de la Concordia para asistir al desfile militar de la fiesta nacional de ese día.

Sin embargo, los cambios son claros: Trierweiler no acompañó a Hollande cuando fue a saludar directamente a la multitud en los Campos Elíseos ni lo siguió hasta el Hotel de La Marina, donde habló de este tema de su vida personal.