Washington. EFE. Los aspirantes republicanos Mitt Romney y Rick Santorum , ansiosos de reducir a dos el duelo por la candidatura presidencial de su partido, centraron ayer esfuerzos en ganar adeptos en Alabama y Misisipi, estados clave para atraer a un sector de votantes conservadores de EE. UU.
Tras descansar el domingo, Romney celebró ayer su 65 cumpleaños con una serie de eventos en Mobile (Alabama).
“Verdaderamente necesito su ayuda, que ustedes salgan y alienten a sus amigos a votar. Esta elección podría definirse por un pequeñísimo margen entre las tres personas que han hecho campaña de forma muy agresiva”, dijo Romney al admitir lo reñido de la contienda.
Al ironizar sobre las mejoras en la economía, el exgobernador de Massachusetts, volvió a atacar la gestión económica del presidente Barack Obama y señaló que el mandatario debería “platicar con los 24 millones de estadounidenses que no tienen trabajo o han dejado de buscarlo”.
En últimas semanas y ante lo reñido de la contienda en el sur, un territorio que no le favorece y se inclina más por los aspirantes conservadores, Romney busca atraer a votantes sureños, probando las especialidades locales, profesando un interés por la caza y salpicando su discurso con el argot de la zona.
También el exsenador Santorum, su más próximo rival, y el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, también hicieron campaña en Alabama.
Según una encuesta divulgada anoche por la empresa Public Policy Polling, realizada el fin de semana entre 800 votantes republicanos, los tres precandidatos están en un empate técnico en Alabama.
Romney obtiene un 31%; Gingrich, un 30%; Santorum, un 29% y el congresista tejano Ron Paul, 8% en este sondeo.
En Misisipi, la misma encuesta pone a Gingrich por delante de Romney por solo dos puntos porcentuales (33% a 31%) , seguido por Santorum (27%) , y Paul, de nuevo en último lugar con un 7%.
El consenso de los analistas es que las citas de hoy en Alabama y Misisipi, que asignan 50 y 40 delegados, respectivamente, son estratégicas tanto para Santorum como para Gingrich en sus esfuerzos por frenar el avance de Romney hacia el logro de la candidatura en el hoy partido de oposición en EE. UU.