Presidente de Siria a Occidente: 'Pagarán muy caro su apoyo a la rebelión'

Siria se sumergió desde el 2011 en una guerra civil que ha provocado la muerte a cerca de 170.000 personas lo que ha obligado a millones a huir o a abandonar sus hogares

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Damasco.

El presidente sirio, Bashar al-Asad aseguró este miércoles que los países occidentales y árabes que apoyan a la rebelión "lo pagarán muy caro".Así se expresó al-Asad luego de asumir la presidencia de Siria durante siete años más.

A pesar de que los países occidentales apostaban a principios del conflicto por una marcha rápida de al-Asad, este autócrata de 48 años prestó juramento sobre el Corán durante una imponente ceremonia en su palacio ante los diputados reunidos en sesión extraordinaria y mil invitados.

Al-Asad, vestido con traje azul marino, corbata y camisa azul claro, caminó a lo largo de un gran alfombra roja ante los invitados, entre ellos, los representantes de las diferentes unidades militares del ejército, que en estos momentos son su principal apoyo contra la rebelión.

Siria, donde los yihadistas del Estado Islámico (EI) controlan sectores en el este, está desangrada por una guerra de más de tres años que ha provocado la muerte de aproximadamente 170.000 personas y ha obligado a millones a huir del país o a abandonar sus hogares.

"Sirios, han transcurrido años desde que algunos gritaron libertad", dijo al-Asad al comienzo de su discurso de investidura en referencia a la oposición y a la rebelión que intentan derrocarlo desde marzo de 2011.

"Quisieron una revolución, pero ustedes fueron los verdaderos revolucionarios. Los felicito por la revolución y victoria", expresó dirigiéndose a sus partidarios.

El presidente al-Asad, reelegido el 3 de junio en unas elecciones consideradas una "farsa" por sus detractores, nunca ha reconocido la revuelta contra su régimen que comenzó con manifestaciones pacíficas hasta convertirse en una guerra civil.

En su discurso, al-Asad tuvo también palabras para la comunidad internacional.

"Pronto veremos que los países árabes, regionales y occidentales que apoyaron el terrorismo pagarán ellos también muy caro este apoyo", afirmó al-Asad.

Siria se apoya en sus dos aliados internacionales, Rusia e Irán, que le han suministrado armas y dinero. Además, Moscú y Pekín han hecho uso de su veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para evitar sanciones contra su aliado.

Al-Asad se apoya también en los experimentados combatientes del Hezbolá chiita libanés que ayudaron a su ejército a ganar terreno, mientras que los rebeldes están enzarzados en una guerra entre ellos, que ha dejado más de 6.000 muertos desde enero.

Además, la brutalidad de los combatientes del EI, y su expansión tanto en Siria como en Irak, acapara la atención de los occidentales.

El juramento de al-Asad se produce cuando toda la región se encuentra a sangre y fuego, con una nueva ofensiva israelí en Gaza, Irak muy debilitado por el avance yihadista y Libia sumida en la anarquía.

El nuevo líder de la oposición, Hadi al Bahra, considera que Asad es la "causa principal de inestabilidad y no la solución al conflicto".

Para Lina Jatib, directora del centro Carnegie en Beirut, la estrategia de Asad es extenderse alrededor de las regiones sirias controladas por el régimen.

"Esto quiere decir que la mayoría de las regiones estarán bajo control del régimen o del Estado Islámico (...) Una ecuación que le conviene a corto plazo al régimen", añade.