Presidente de EE. UU. viene a cumbre con manos casi vacías

Latinoamérica ya no depende tanto económicamente de la potencia del norte

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Washington. AFP. El presidente estadounidense, Barack Obama, llega hoy a Cartagena para su segunda Cumbre de las Américas con las manos casi vacías de promesas, mucho menos carisma y con delicados escollos diplomáticos por esquivar, como las críticas a la guerra contra las drogas.

Estados Unidos hace tiempo que reconoció públicamente que su prioridad diplomática y económica está en Asia, más allá de la guerra en Afganistán y de las crisis en Oriente Medio.

Mientras tanto, al sur de sus fronteras, “América Latina se puso de pie, las economías en la mayoría de América del Sur están pujantes y hay muchas más opciones más allá de Estados Unidos", sintetizó Cynthia Arnson, directora del programa América Latina del centro de análisis Woodrow Wilson.

“Esta cumbre simplemente no tiene nada que ver con la primera” en la que Obama participó en 2009, justo después de su llegada al poder, cuando fascinó a los mandatarios con su bagaje personal y encanto político, agregó.

“Tres años después, los niveles de popularidad del presidente (Obama) están muy por encima de cualquier otro presidente de la región, en todos los países”, aseguró Arturo Valenzuela, responsable de la diplomacia estadounidense hacia América Latina entre el 2009 y el 2011.

“Ya no existe un ALBA ascendente, con unos Estados Unidos en las cuerdas”, añadió, en referencia al grupo de países liderado por Venezuela.

Pero un sondeo publicado ayer por la firma Gallup asegura que solo un 47% de los latinoamericanos siguen aprobando la gestión de Obama respecto a la región. En el 2009 era de un 62%.

Ciertamente, “las relaciones son hoy en día cordiales y libres de antagonismos del pasado”, pero “también parecen carecer de vigor y rumbo”, consideró la organización Diálogo Interamericano en un informe especial.

Buena parte de los mandatarios centroamericanos se desesperan ante la violencia sin fin de la guerra contra el narcotráfico, sin resultados claros a la vista y con una ayuda oficial estadounidense que amenaza con disminuir regularmente a causa del Congreso.

Otros, como la brasileña Dilma Rousseff, prefieren mantenerse a una prudente distancia de una potencia con la que mantienen diferendos diplomáticos de ámbito mundial.

Washington estuvo a la altura de lo que le exigían la mayoría de países latinoamericanos cuando estalló el golpe de Estado en Honduras en 2009.

Pero el mundo se ha hecho más complejo, las oportunidades diplomáticas se abrieron para todos los países, y el gobierno de Obama parece cómodo o resignado con ello.

China prestó en el 2010 más de 37.000 millones de dólares a América Latina, más que Estados Unidos, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo juntos.