Tensión en Nicaragua por supuesto grupo rebelde

Policía y Ejército dicen que conflicto es con banda de delincuentes

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Hombres trasladan uno de los diez muertos que dejó el miércoles un confuso enfrentamiento en Jinotega. | AFP. (Francisco Mendoza)

Managua. ACAN-EFE El norte y el centro de Nicaragua, antiguo corredor de la guerra civil que se libró el siglo pasado, se han convertido de nuevo en escenario de combates, que las autoridades dicen son con delincuentes, mientras otros sectores, obispos incluidos, señalan a “rearmados” contra el Gobierno.

El último episodio de choques entre fuerzas de seguridad y una presunta banda de delincuentes ocurrió esta semana en la provincia norteña de Jinotega, fronteriza con Honduras, que dejó un saldo de diez muertos, entre ellos cuatro policías y tres civiles hondureños.

Ese tiroteo se produjo en Bocas de Ayapal, en Jinotega –un antiguo bastión de la “Contra” que combatió con las armas al primer gobierno sandinista (1979-1990)–, cuando una patrulla combinada de soldados y agentes del orden intervino para evitar un asalto a una tienda y fue recibida a tiros por un grupo de supuestos delincuentes, de acuerdo con la versión oficial.

Desde julio de 2010, José Gabriel Garmendia, conocido como “Yajob” y supuesto jefe de una agrupación armada de la extinta Resistencia Nicaragüense, se declaró en rebeldía contra el Gobierno de Daniel Ortega. No obstante, las autoridades lo señalaron como jefe de una banda de supuestos delincuentes.

Un año después, “Yajob”, antiguo dirigente de la “Contra”, fue asesinado en Jinotega, una acción en la que supuestamente participaron militares vestidos de civil, lo que fue negado por la Policía.

Otro dirigente de un presunto grupo armado opositor, Santos Guadalupe Joyas Borge, alias “Pablo Negro”, fue asesinado meses después por desconocidos en territorio hondureño y sus seguidores amenazaron con responder.

Dos versiones. Desde hace tres años, el presidente de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos y obispo de la diócesis de Estelí, Abelardo Mata, se ha referido al asunto de grupos armados en el norte, integrados mayormente por campesinos, que presentan demandas sociales y políticas.

El jefe del Ejército de Nicaragua, Julio César Avilés, ha reconocido la existencia de grupos armados, pero destacó que se trata de delincuentes que se dedican al robo de ganado, secuestro y extorsión a productores.

El obispo Mata respondió que “igual decía Somoza cuando jóvenes del Frente Sandinista se estaban configurando en las montañas, Somoza decía que eran grupos delincuenciales; igual se dijo de la ‘Contra’ en su momento, cuando comenzaron su lucha”.

Según el prelado, “desde hace varios meses, de Nicaragua pasan armas a grupos irregulares de tendencia izquierdista conectadas con el expresidente Manuel Zelaya (de Honduras) y están asolando la región limítrofe con Nicaragua”.

El departamento oriental hondureño de Olancho fue centro de operaciones de los “contras” nicaragüenses que intentaban derrocar del poder a los sandinistas con apoyo de EUA en los años ochenta.

Para el analista político León Núñez, el rápido reconocimiento de Ortega a Juan Orlando Hernández como presidente electo de Honduras fue una “obra maestra”. “Si no ha reconocido temprano el triunfo de Hernández, hubiera habido graves enfrentamientos”, valoró el analista en Twitter.