Sospechoso de terrorismo muere en Estados Unidos

Lo vinculaban con los atentados contra dos embajadas en Kenia y Tanzania

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Washington y El Cairo. EFE, AFP y AP. El libio Abu Anas al-Libi, presunto terrorista de al-Qaeda acusado de organizar los atentados terroristas de 1998 contra las embajadas de EE. UU. en Kenia y Tanzania, murió el viernes en el hospital de Nueva York adonde había sido trasladado desde prisión debido a problemas de salud, informaron ayer sus familiares.

Al-Libi, de 50 años, falleció días antes de comenzar su juicio en un tribunal de Nueva York, afirmó su hijo, Abdel Mouin, a la cadena de televisión estadounidense CNN.

Su juicio federal debía comenzar el 12 de enero en Manhattan, Nueva York.

El sospechoso, quien en el 2013 se declaró “no culpable” de tres cargos relacionados con los atentados de 1998, padecía una grave hepatitis C y había desarrollado cáncer de hígado desde que fue capturado en octubre del 2013 en su vivienda de Trípoli, Libia , según explicó Mouin en conversación telefónica desde esa ciudad.

La familia de al-Libi, cuyo verdadero nombre era Nazih al-Raghie, considera que el Gobierno de Estados Unidos es “completamente responsable” de su muerte, declaró Mouin.

Ayer, su mujer, que pidió ser identificada como Um Abdula, dijo a The Associated Press (AP) que la experiencia que pasó su esposo solo empeoró sus dolencias, entre ellas hepatitis C, lo que lo llevó a morir.

“Yo acuso al Gobierno estadounidense de secuestrar, maltratar y matar a un hombre inocente. No hizo nada”, sostuvo Um Abdula.

Por su parte, el fiscal federal estadounidense Preet Bharara manifestó en un escrito al tribunal que lleva el caso que al-Libi fue trasladado el pasado miércoles desde la prisión a un hospital de Nueva York, debido a “repentinas complicaciones derivadas de sus duraderos problemas médicos”.

Según Bharara, desede ese momento la salud del sospechoso se “deterioró rápidamente” hasta su muerte el viernes y estuvo acompañado por un imán en el hospital.

Al-Libi había figurado durante mucho tiempo en la lista de los hombres más buscados de la Oficina Federal de Investigaciones ( FBI) , que había ofrecido una recompensa de $5 millones por información que condujera a su detención. Fue capturado en el 2013 en Trípoli por fuerzas especiales estadounidenses.

Acusaciones en EE. UU. Al libio lo acusaron en Nueva York, en el 2000, de “conspirar para matar a ciudadanos estadounidenses” y “conspirar para destruir edificios y propiedades de Estados Unidos”.

De acuerdo con el acta de acusación, este experto en informática y comunicación llevó a cabo desde 1993 operaciones de vigilancia “visual y fotográfica” en la embajada de Estados Unidos en Nairobi, Kenia.

Al año siguiente estudió, junto a otros miembros de al-Qaeda, varios objetivos posibles de atentado, entre ellos la sede diplomática estadounidense en Nairobi, la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) en la misma ciudad y “objetivos británicos, franceses e israelíes en Nairobi”.

Su juicio y el del saudí Jaled al-Fawaz, detenido en Gran Bretaña en 1999, debía comenzar originalmente el 3 de noviembre, pero se pospuso al 12 de enero a petición de la defensa.

Un tercer sospechoso, el egipcio Adel Abdel Bary, que debía ser juzgado con ellos, se declaró culpable en setiembre.

El ataque de al-Qaeda contra la embajada en Nairobi mató a 213 personas, entre ellas 12 estadounidenses, y dejó más de 5.000 heridos el 7 de agosto de 1998. El atentado simultáneo en Dar es Salam, Tanzania, cobró 11 vidas y 85 heridos.

El abogado de al-Libi, Bernard Kleinman, expuso al diario The Washington Post que su cliente era inocente y había cortado sus lazos con al-Qaeda antes de los ataques terroristas de 1998.