Renuncia Jeff Sessions, secretario de Justicia malquerido por Trump

El presidente lo cuestionó públicamente en varias ocasiones, molesto por su papel en la investigación sobre la conexión rusa

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Washington. El secretario de Justicia, Jeff Sessions, renunció el miércoles luego de soportar más de un año de ataques personales del presidente Donald Trump por haberse recusado de la investigación sobre la posible injerencia rusa en las elecciones del 2016.

Sessions le dijo al mandatario en una carta breve que presentaba su renuncia “a petición suya”.


Trump anunció en un tuit que nombraría al secretario general de Sessions, un ex fiscal federal de Iowa, Matthew Whitaker, como secretario interino.


La renuncia fue la culminación de una relación tóxica que se desgastó a pocas semanas de que Sessions fue nombrado, cuando este tomó su distancia de la investigación sobre la presunta coordinación entre la campaña republicana del presidente y Rusia.


Trump alegó que esa decisión permitió la designación del fiscal especial Robert Mueller, quien se hizo cargo de la pesquisa sobre Rusia y comenzó a examinar si la intimidación de Trump hacia Sessions fue parte de un esfuerzo mayor para obstruir la Justicia y obstaculizar la investigación.

Por el momento no eran claras las implicaciones de la investigación de Mueller. El Departamento de Justicia no anunció la salida del subsecretario Rod Rosenstein, quien designó a Mueller hace más de un año y medio y, desde entonces, ha supervisado su trabajo de cerca.

Trump lanzó implacables ataques contra Sessions, aun cuando el republicano de Alabama fue el primer senador de Estados Unidos en apoyar a Trump y a pesar de que su agenda para luchar contra el crimen y las prioridades — sobre todo sus duras políticas de control inmigratorio — eran muy similares a las del mandatario.

Relaciones agrias


Sin embargo, la relación se dañó irreparablemente en marzo del 2017, cuando Sessions, reconociendo reuniones antes no difundidas con el embajador ruso y mencionando su trabajo como asesor de campaña, se recusó de la investigación rusa.


La decisión enfureció a Trump, quien reiteradamente dijo que nunca habría seleccionado a Sessions de saber que se recusaría.

El hecho dejó a la investigación en manos de Rosenstein, quien designó a Mueller como fiscal especial dos meses después de que Trump despidiera al entonces director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), James Comey.


La deteriorada relación pasó a ser un callejón sin salida novelesco para su administración. Trump menospreció a Sessions pero, quizás por recomendación de sus consejeros, se contuvo de despedirlo.

Por su parte, el secretario se mostró determinado a permanecer en el puesto hasta ser despedido. Se desatoró el asunto cuando los senadores republicanos que habían apoyado públicamente a Sessions comenzaron a mostrar su disposición a considerar un nuevo secretario de Justicia.


En los ataques por medio de Twitter, en persona y entrevistas, Trump decía que Sessions era débil y atribulado, se quejaba de que no fuera más agresivo hacia las acusaciones de corrupción contra su rival demócrata Hillary Clinton y dijo que era una “desgracia” que Sessions no fuera más serio para encontrar en los orígenes de la investigación rusa un posible prejuicio, aunque el secretario sí pidió al inspector general del Departamento de Justicia investigar esas afirmaciones.


Sessions soportó la mayoría de los insultos en silencio, aunque sí difundió dos comunicados públicos en los que defendió al Departamento a su cargo, incluido uno en donde dijo que serviría “con integridad y honor” el tiempo que estuviera en el puesto.