Protestas se extienden mientras Donald Trump suaviza su retórica

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Nueva York

Miles de estadounidenses se volcaron a las calles este sábado para un cuarto día de protestas contra Donald Trump, pese a que el presidente electo bajó el tono de la incendiaria retórica que lo catapultó a la Casa Blanca.

El empresario republicano, reunido con su equipo de transición en su residencia de Manhattan, mostró un tono conciliador desde que su victoria electoral provocó conmoción en el mundo, y el viernes anunció que ya no intentaría desmantelar el programa de salud del presidente Barack Obama, conocido como Obamacare.

Unas 15.000 personas marcharon sin embargo este sábado hacia la Trump Tower en Nueva York bajo la consigna "Trump NO es mi presidente".

En el centro de Chicago, fueron varios miles las personas que protestaron pacíficamente bajo la consigna "Sin odio. Sin miedo. Aquí son bienvenidos los inmigrantes".

En Los Ángeles, la policía arrestó a decenas de los 3.000 manifestantes que marcharon por calles céntricas portando carteles con la leyenda "No es mi presidente".

La Torre Trump ha sido el epicentro en los últimos días de una febril actividad del equipo del presidente electo, que está definiendo su futuro gabinete y los nombres de cientos de personas que ocuparán otros puestos de Gobierno.

Entre quienes ingresaron al edificio el sábado figuró Nigel Farage, del derechista Partido de la Independencia del Reino Unido y fuerte impulsor del Brexit, la salida de su país de la Unión Europea, que triunfó en junio en un referendo. Farage dijo que estaba allí sólo como "turista".

También intentó ingresar a la torre el documentalista de izquierda Michael Moore, pero agentes de vigilancia le bloquearon el acceso.

Marion Marechal-Le Pen, sobrina de Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha francés Frente Nacional, dijo el sábado que entabló contacto con el equipo de Trump para trabajar en conjunto.

LEA: ¿Quiénes integrarían el gabinete de Donald Trump?

La victoria del candidato republicano fue saludada por varias organizaciones ultraderechistas europeas.

Cuatro días después de la sorpresiva elección del magnate, el mundo observa cada uno de sus movimientos, en un intento por hallar pistas sobre cómo será su Gobierno.

El cambio de su postura con respecto al Obamacare –que siendo candidato había tachado de "desastre"– se produjo tras su reunión el jueves con el mandatario saliente en la Casa Blanca.

En su primera entrevista tras la elección, Trump dijo al diario The Wall Street Journal que podría mantener la prohibición para que las compañías de seguros nieguen cobertura alegando condiciones preexistentes. También dijo que podría seguir garantizando que los menores estén bajo la cobertura de sus padres hasta los 26 años, un punto importante del Obamacare.

Se trató de una de las varias acciones de Trump y sus asesores para alejarse de las posturas más radicales exhibidas durante la campaña.

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Consultado por el periódico sobre si designaría a un fiscal especial para investigar a su rival demócrata Hillary Clinton sobre el uso de un correo electrónico privado cuando era secretaria de Estado, el presidente electo dijo que "No es algo en lo que haya pensado demasiado, porque quiero resolver los temas de salud, empleo, control de fronteras y reforma fiscal".

Lejos estuvo el presidente electo de la retórica enardecida que llevó a sus seguidores a vociferar: "¡Enciérrenla!"

Newt Gingrich, uno de las principales figuras en torno a Trump , arrojó un manto de duda sobre si el mandatario electo obligará a México a pagar un muro fronterizo, algo que también vociferaron sus adeptos.

"Dedicará mucho tiempo a controlar la frontera. Tal vez no gaste demasiado tiempo intentando que México pague por ello, pero fue una gran estrategia de campaña", dijo Gingrich según The Washington Post.

Pese a su tono más mesurado, Trump aún debe responder a los crecientes llamados para que dé seguridades a aquellos estadounidenses que temen medidas xenofóbicas bajo su gestión.

El South Poverty Law Center (SPLC), que hace un monitoreo de los grupos de odio, rastreó más de 200 incidentes de acoso electoral e intimidación en los tres días que sucedieron a la elección.

Más de 47.000 personas firmaron una petición del SPLC urgiendo a Trump a distanciarse de las posturas de "odio".

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Preguntado por The Wall Street Journal acerca de si su retórica no había ido demasiado lejos, Trump respondió: "No. Yo gané."

Pero agregó que asumiría una postura más positiva, porque "ahora es diferente".

"Quiero un país en el que se amen unos a los otros", dijo, y agregó que la forma de aliviar la tensión sería "creando empleos".

En una entrevista con CBS que será emitida el domingo, Trump se refirió con calidez a la llamada de felicitación que recibió de Clinton tras la elección.

"Fue una llamada muy bonita, y fue una llamada dura de hacer para ella... Digo, me lo puedo imaginar", señaló según extractos de la entrevista, en la que califica a su rival de "muy fuerte y muy inteligente".