Primer día de huelga general en Sudán ante el bloqueo de las negociaciones

Cuerpo de gobierno deberá establecer un gobierno interino civil de transición que tendrá que organizar elecciones al cabo de tres años

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Jartum. Cientos de pasajeros se quedaron varados en el aeropuerto y la principal estación de autobuses de la capital de Sudán, Jartum, este martes, primer día de una huelga general de dos días que busca que los militares traspasen el poder a una administración civil.

Las negociaciones entre los líderes de la contestación y los generales que expulsaron del poder al presidente Omar Al-Bashir siguen bloqueadas, pues las partes no logran acordar quién debería dirigir el nuevo órgano de gobierno: si un civil o un militar.

Ese cuerpo de gobierno deberá, en principio, establecer un gobierno interino civil de transición que tendrá que organizar elecciones al cabo de tres años.

En un intento de intensificar la presión sobre el Consejo Militar que se puso al frente del país tras el derrocamiento de Al Bashir, el movimiento de protesta de la Alianza por la Libertad y el Cambio (ALC) convocó una huelga general de dos días a partir de este martes.

Cientos de pasajeros del aeropuerto de Jartum se quedaron en tierra, pues multitud de trabajadores se sumaron a la huelga, coreando “¡Gobierno civil, gobierno civil!”, según constató un corresponsal de la AFP en el lugar.

Muchos empleados portaban pancartas o insignias que indicaban que estaban en huelga.

Las aerolíneas sudanesas Badr, Tarco y Nova suspendieron sus vuelos de este martes, aunque algunos vuelos internacionales seguían programados.

En la principal estación de autocares de la capital cientos de empleados también hicieron huelga.

“Tengo que viajar a Gadaref para estar con mi familia por el Eid Al Fitr (la fiesta del fin del ramadán), pero no estoy enfadada porque comprendo los motivos de la huelga”, declaró Fatima Omar, que esperaba con sus hijos en la terminal.

El líder de las protestas Siddiq Farukh afirmó que la huelga era un mensaje al mundo de que el pueblo sudanés "no quiere que el poder esté en manos de los militares".

Otro destacado líder de la contestación, Wajdi Saleh, afirmó el lunes por la noche a los periodistas que "todavía no había avances" en las negociaciones pero que el movimiento de protesta estaba dispuesto a discutir si los generales así lo deseaban.

"Esperamos alcanzar un acuerdo con el Consejo Militar y no tener que ir a una huelga indefinida", señaló.

Según los líderes del movimiento, el personal médico, fiscales, empleados de los sectores del agua y la electricidad, del transporte público, el ferrocarril, las telecomunicaciones y la aviación civil debían participar en la huelga.

En cambio, la formación opositora y miembro clave de la ALC, Al Uma, rechazó la huelga general, alegando que no había consenso sobre la idoneidad del paro.

"Vemos al Consejo Militar como una parte del antiguo régimen. No vemos que esté apoyando ningún derecho ni construyendo un Estado justo", declaró una manifestante, Hazar Mustafa.

El Ejército derrocó a Omar Al-Bashir en abril tras meses de protestas, que incluyeron una sentada de decenas de miles de manifestantes en las inmediaciones del cuartel general del Ejército en Jartum. Miles de personas siguen acampadas allí en la actualidad.

Sin embargo, los generales, que cuentan con el apoyo de los poderes regionales, han ignorado hasta la fecha los llamados de los gobiernos occidentales y de los manifestantes, rehusando traspasar el poder a los civiles.

Antes de suspender las negociaciones la pasada semana, manifestantes y militares alcanzaron acuerdos en varios temas claves, como el establecimiento de un periodo de transición de tres años y la creación de un Parlamento con 300 escaños, dos tercios de los cuales destinados a los representantes del movimiento de protesta.