Presidente francés le propone a Turquía una asociación con la UE en vez de la adhesión

Macron se reunió con Erdogan en el Palacio del Elíseo en París

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París. Turquía está “cansada” de esperar una eventual adhesión a la Unión Europea (UE), declaró este viernes en París el presidente turco Recep Tayyip Erdogan tras un encuentro con su homólogo francés, Emmanuel Macron, quien advirtió que no se prevén “avances”.

Emmanuel Macron; sin embargo, propuso al jefe del Estado turco una “asociación” con la UE “a falta de una adhesión”. Con esta propuesta Macron dijo que quería “salir de la hipocresía” frente a su homólogo.

“La discusión fue muy sincera”, según el Elíseo, entre los dos mandatarios que asumieron principalmente sus divergencias sobre la situación de los derechos humanos en Turquía desde el fallido golpe de Estado del 2016.

No obstante, también celebraron su cooperación en la lucha contra el “terrorismo”, especialmente yihadista, que es “estratégica y de calidad”, según Emmanuel Macron.

Durante la conferencia de prensa celebrada al término del desayuno y la reunión, los dos presidentes reconocieron que la perspectiva de una entrada de Turquía a la UE estaba más lejos que nunca.

Turquía está “cansada” de esperar “en la antesala de Europa” desde hace “54 años”, declaró Erdogan. “No podemos implorar permanentemente una entrada a la UE”, lamentó.

En su turno, Macron señaló que estaba “claro” que las “recientes evoluciones” en Turquía en materia de derechos humanos excluían cualquier “avance” en las negociaciones de adhesión.

Así, el presidente francés invitó a “repensar esta relación no en el marco de un proceso de integración sino quizás de cooperación, de una asociación”. Con el objetivo, añadió, de “preservar el anclaje de Turquía y del pueblo truco en Europa y hacer que su futuro se construya mirando a Europa y con Europa”.

El presidente francés se acerca así a la posición de la canciller alemana Angela Merkel, que en septiembre se mostró a favor de una suspensión en el proceso de negociación con Turquía.

Este proceso está congelado de facto desde hace varios años, y Erdogan recuerda que 16 capítulos de las negociaciones, de un total de 35, fueron “abiertos y nunca cerrados”.

“Creo que la Unión Europea no siempre actuó bien con Turquía porque le hizo pensar que las cosas eran posibles cuando en realidad no lo eran totalmente”, reconoció Macron.

Esta fue la visita más importante del mandatario turco a un país de la Unión Europea (UE) desde el golpe de Estado fallido de julio del 2016 y la represión que le siguió.

Más de 140.000 personas fueron destituidas y suspendidas y más de 55.000 detenidas, entre ellos universitarios, periodistas y militantes prokurdos, acusados de propaganda “terrorista” o de connivencia con las redes del predicador Fethullah Gülen.

Macron pidió a su invitado “respetar el Estado de derecho” y le entregó una lista de casos individuales de personas turcas encarceladas, como Osman Kavala, figura de la sociedad civil de Estambul.

Asociaciones de defensa de los derechos humanos habían pedido a Macron que se mostrara firme ya que “las cárceles turcas están llenas de periodistas que solo han hecho su trabajo”, según Christophe Deloire, secretario general de la oenegé Reporteros Sin Fronteras. Este denunció un “silencio absoluto” en este país, en el puesto 155 de 180 en la clasificación mundial de la libertad de prensa, con decenas de periodistas detenidos y más de 150 medios cerrados.

Pero Erdogan defendió “la independencia” de la justicia turca y la emprendió con los “jardineros del terrorismo” que son esos a los “que se les considera como hombres de pensamiento o ideas” pero que “llevan agua al molino” de los extremistas.

También respondió severamente a un periodista francés que le preguntó sobre la supuesta entrega de armas de Ankara al grupo yihadista Estado Islámico en el 2014. “Hablas con las palabras de FETO (“la organización terrorista de partidarios de Fetullah”), no como periodista”, respondió enfurecido.

Los dos dirigentes discutieron igualmente sobre Siria, tema en el que tienen puntos en común y otros de divergencia, como el proceso de Astaná y de Sochi dirigidos por Rusia, Irán y Turquía.

Emmanuel Macron criticó a menudo estas iniciativas que “no permitirán la paz porque están sesgadas por el plano político”, sin dejar espacio suficiente a la oposición al régimen de Bashar al Asad.