Partido ultraderechista francés apuesta a la 'refundación' cambiando de nombre

El Frente Nacional busca nuevo aire golpeado por pugnas y fracaso electoral

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París. Debilitada por divisiones internas y su fracaso electoral enel 2017, la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, intentará dar un nuevo impulso a su partido este fin de semana durante un congreso de ”refundación” en el que abandonará el nombre Frente Nacional.

“El fracaso no es lo fatal, es el coraje de continuar lo que cuenta”, aseguró -citando a Winston Churchill- la líder ultraderechista, quien fue derrota en las elecciones presidenciales de mayo por el centrista Emmanuel Macron.

Pese a que logró calificarse al balotaje y obtuvo los mejores resultados de la historia del movimiento (33,9%), la imagen de Le Pen quedó deteriorara tras la elección presidencial, sobre todo después del último debate televisivo con su adversario, que mermó gravemente su credibilidad.

Entre sus planes para recobrar apoyo, la líder ultraderechista anunció su intención de cambiar el nombre del partido cofundado en 1972 por su padre, el polémico Jean-Marie Le Pen, para romper definitivamente con la imagen antisemita y racista del partido, que asusta a muchos franceses.

¿Basta cambiar de nombre?

Por medio de un cuestionario enviado a los 51.000 afiliados del movimiento, los militantes del Frente Nacional validaron por una “corta mayoría” el principio de un cambio de nombre. Este, que será anunciado por Marine Le Pen durante el congreso de Lille (norte) será después sometido a votación.

“Estamos en un punto de inflexión en la historia de nuestro movimiento”, anticipó esta semana la abogada de 49 años en una entrevista con el diario conservador Le Figaro. Su intención, señaló, es “transformar definitivamente a este partido de oposición en un partido de gobierno”.

La líder antieuro y antiinmigración tomó la decisión de cambiar el nombre de su partido, convencida de que es un paso necesario para poder un día forjar alianzas con otros partidos.

“Tenemos que reconocer que el tabú relacionado con este nombre es un problema”, dijo a inicios de mes durante una gira nacional denominada “Hacia un nuevo frente”.“Sin un cambio de nombre no podremos forjar alianzas. Y sin alianzas nunca podremos tomar el poder”, agregó.

Sin embargo, la pérdida del nombre histórico del movimiento no es del gusto de todos los simpatizantes. Para muchos el problema no es el nombre, sino “el equipo dirigente”.

Le Pen, cuestionada

Según una encuesta Kantar Sofres, 73% de los franceses estiman que Marine Le Pen no sería una “buena presidenta”. Su imagen se degradó bruscamente tras la campaña presidencial del 2017, y muchos militantes consideran no se preparó lo suficiente para llevarla a cabo.

En su propio campo, también han surgido dudas sobre la capacidad de Le Pen de llevar al FN al poder.

La salida, en setiembre, de su brazo derecho, Florian Philippot, quien creó un partido alternativo, demostró además la falta de unidad interna.

Sin importar el nombre que someta a votación, ella comete una “traición a la historia del movimiento”, estimó Jean-Marie Le Pen, quien tiene prohibida la entrada en el congreso.

Única candidata a su sucesión, Marine Le Pen tiene asegurada la reelección el domingo como líder del principal partido de extrema derecha francés. En su mira están las elecciones europeas del 2019, en las que espera repetir la hazaña del 2014, cuando el Frente Nacional se convirtió en la primera fuerza política francesa.

Con ese objetivo en mente, Le Pen tiene previsto presentar una lista “de unión” de “nacionalistas” contra “mundialistas”, en un contexto en el que los partidos tradicionales han perdido terreno.

Sin embargo, deberá estar atenta a la competencia que podría surgir dentro de su propia familia.Muchos especulan sobre el regreso de su sobrina, Marion Maréchal-Le Pen, exestrella ascendente del FN, quien se retiró oficialmente de la política tras el revés de las presidenciales.

La telegénica joven, de 28 años, causó revuelo hace dos semanas durante un congreso de conservadores en Washington, en el que dio un discurso en inglés retomando los temas predilectos del presidente estadounidense Donald Trump.

Para muchos simpatizantes, Marion Maréchal-Le Pen, más cercana a los grupos católicos e identitarios que su tía, sería la persona más adecuada para retomar las riendas del movimiento de cara a las elecciones presidenciales de 2022.