Nuevo Congreso asume funciones y se alista para certificar victoria de Biden

Quedan por definir dos escaños del Senado correspondiente a Georgia, que se escogerán en una votación el martes

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Washington. El nuevo Congreso de Estados Unidos asumió sus funciones este domingo en medio de un ambiente expectante por la definición de la mayoría en el Senado y por la promesa de una sesión agitada, el próximo miércoles, en la que se sellará la victoria del presidente electo, Joe Biden.

Más femenina y diversa que nunca, la Cámara de Representantes, dominada por los demócratas, se volvió a reunir para la juramentación de sus integrantes, todo bajo un protocolo sanitario reforzado.

A continuación, la demócrata Nancy Pelosi fue reelegida presidenta de la Cámara de Representantes por una estrecha mayoría de 216 a 209 votos.

A sus 80 años, esta hábil estratega y férrea opositora del presidente Donald Trump durante los últimos dos años, seguirá al frente de la Cámara durante los siguientes dos años, a pesar de las reticencias de algunas de las voces demócratas ubicadas más a la izquierda.

La representante de California obtuvo 216 votos contra 209 de su rival republicano Kevin McCarthy. Todos los republicanos presentes en el recinto votaron por este último, mientras que cinco demócratas no dieron su voto a Pelosi.

En el Senado -que también volvió a sesionar- la historia es otra, ya que la definición está supeditada a dos elecciones que tendrán lugar el martes en el estado de Georgia (sur), y en las cuales los demócratas deben ganar ambos escaños -algo difícil- para recuperar el control de la Cámara Alta.

Y justamente unos mil kilómetros al sur la batalla electoral cobró un nuevo impulso.

Prueba de lo que está en juego es que tanto el presidente Donald Trump como el mandatario electo visitarán el estado el lunes. También lo harán sus respectivos “números dos”: Mike Pence y Kamala Harris.

“El futuro del país está en juego aquí en Georgia, en nuestras papeletas”, dijo a la cadena Fox News la senadora republicana Kelly Loeffler, quien espera conservar su escaño contra el pastor negro Raphael Warnock.

“Es una elección entre nuestras libertades (...) y el socialismo”, añadió, haciéndose eco del argumento de los republicanos en esta carrera: el fantasma de un poder que se inclina hacia la izquierda.

“Estamos al borde de una victoria histórica después de cuatro años de grave incompetencia, racismo, odio y prejuicio”, manifestó el demócrata Jon Ossoff, de 33 años, a la CNN, con la esperanza de quedarse con el escaño del republicano David Perdue, de 71.

“Solo tenemos unos días para hacer todo lo posible para volver al Senado”, tuiteó Biden el sábado, llamando a sus partidarios a arremangarse en la recta final.

En las últimas semanas, Trump también ha tuiteado mucho sobre Georgia. Menos para apoyar a los candidatos de su partido y más para denunciar “fraudes” masivos que, según él, le habrían privado de su victoria en este estado tradicionalmente republicano.

Algo que según diversos analistas podría servir a los demócratas: convencidos de la existencia de fraude, los votantes republicanos podrían verse tentados a quedarse en casa. Pero el Grand Old Party (GOP) cuenta con un mitin del presidente para movilizarse y agitar el fantasma de un gobierno inclinado hacia la izquierda si son derrotados.

Dos meses después de las elecciones, Donald Trump todavía se niega a conceder la derrota.

A pesar del rotundo fracaso de su batalla judicial y la falta de pruebas contundentes, logró sembrar dudas en la mente de la mayoría de sus partidarios, que prevén ser escuchados el miércoles en Washington.

Certificación del resultado

Esas manifestaciones, incluyendo una “marcha por Trump”, coincidirán con una sesión del Congreso destinada a registrar formalmente el triunfo de Biden, confirmado con 306 grandes electores contra 232.

Esta acción del Congreso es una obligación constitucional y es normalmente una mera formalidad, pero que este año promete ser explosiva.

Aunque algunos ‘pesos pesados’ republicanos como Mitch McConnell admitieron finalmente el triunfo de Biden, el gobernante saliente tiene todavía el apoyo inquebrantable de docenas de legisladores en ambas cámaras, que ya anunciaron que expresarán sus objeciones y harán resonar las acusaciones de fraude electoral en el Capitolio.

Su intervención no tiene posibilidades de descarrilar la sesión -no les alcanzan los votos para eso-, pero sí pueden entorpecerla o ralentizarla.

En última instancia, su actitud puede complicar la misión prioritaria de Biden de “reconciliar” a Estados Unidos más allá de las rencillas partidarias.

Escaños de Georgia

Su relevancia dependerá en gran forma de lo que suceda en Georgia.

En el papel, los senadores republicanos David Perdue, 71, y Kelly Loeffler, 50, son los favoritos para retener sus bancas. El primero ganó en la primera vuelta y la segunda debería beneficiarse de los votos de otro conservador.

Pero sus oponentes demócratas, Jon Ossoff, un productor audiovisual de 33 años, y Raphael Warnock, un pastor negro de 51 años, apuestan al impulso creado por la victoria de Biden en noviembre y poder dar el batacazo.

“Vamos a hacer historia”, dijo Ossoff a unas pocas docenas de simpatizantes el sábado en la pequeña ciudad de Eatonton, en medio de una zona rural donde los afiches pro-Trump siguen siendo legión.

“Cualquier cosa puede pasar, cualquier cosa puede cambiar”, expresó entusiasmada Patricia Ann Little, de 59 años, quien vino a verlo. “Realmente creo que podemos hacerlo.”

Mientras el republicano David Perdue cumple cuarentena debido a un caso de covid-19 en su círculo íntimo, los demás candidatos se han dedicado a recorrer el vasto estado, luchando por cada voto.

Si los dos demócratas son elegidos, el Senado quedaría con 50 legisladores por bando. Según la Constitución, la vicepresidenta Harris tendría entonces el voto decisivo.

Si fracasan, Joe Biden tendrá que convencer a los senadores republicanos más centristas en cada proyecto de ley o nominación que envíe al Congreso, lo que de alguna forma limitaría su margen de maniobra.