La cólera estalla en Israel contra Netanyahu por su gestión de la pandemia

Con el avance del desconfinamiento, los casos de infección se multiplicaron y el gobierno se vio obligado a decretar nuevas restricciones

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Jerusalén. ”¡No partiremos hasta que Bibi se vaya!”. En Israel, los manifestantes vociferan su hartazgo del primer ministro Benjamin Netanyahu, acusado de corrupción, en medio de un áspero escenario social provocado por su gestión de la pandemia de covid-19.

A algunos metros de su residencia en Jerusalén, miles de personas denunciaban el sábado hasta la noche un gobierno "corrupto", que toma medidas "ilógicas" contra covid-19 y se desentiende, según ellos, de los más frágiles, "pensando sólo en él". Las manifestaciones continuaban este domingo.

En un principio, Israel se jactó de su gestión de la pandemia, con un número relativamente bajo de casos de enfermos. Sin embargo, según avanzaba el desconfinamiento, decidido a finales de abril para recuperar la economía, los casos de infección se multiplicaron, obligando al gobierno a decretar nuevas restricciones.

El país, con nueve millones de habitantes, ha registrado oficialmente más de 61.380 casos de infectados, y 464 muertes, así como recientemente informó de topes de 1.000, inclusive hasta 2.000 casos constatados en un solo día.

La tasa de desempleo sigue aumentando, y ha superado el 20% en los últimos meses, contra sólo el 3,4% en febrero. Las autoridades han anunciado ayudas a los asalariados y trabajadores independientes, y también a todas las familias y ciudadanos mayores de 18 años pero, para los manifestantes es poco y demasiado tarde.

‘No planifica'

”Darnos 750 séqueles (unos 190 euros) a todos es solamente una forma de silenciarnos”, afirma Amit Finkerstin, una camarera de 27 años, que ha sido despedida a causa de la pandemia y desafía la política “ilógica” del gobierno.

La semana pasada se constataron algunos enredos en la gestión de la crisis sanitaria: el gobierno primero ordenó el cierre de los restaurantes y después, como consecuencia del descontento en el sector, postergó la entrada en vigencia de esta decisión.

Finalmente, el Parlamento revocó el decreto, autorizando a los restaurantes a reabrir.

"Un día sí, un día no", señala Finkerstin. "El gobierno no planifica, la gente no tiene perspectivas, no sabe cuándo dispondrá de dinero. El gobierno se preocupa sólo por él mismo", añade.

"Todo empezó con un grito prematuro de victoria sobre el coronavirus, después se convirtió en un fracaso sanitario y económico, para finalizar en una profunda crisis de confianza de la población respecto al gobierno", resumió este fin de semana el periodista Einav Schiff, del diario Yedioth Aharonoth.

El último amplio movimiento de protesta social en Israel se remonta al 2011, cuando decenas de miles de personas se movilizaron contra la carestía de la vida, sin que esta movilización creara cambios significativos.

‘La pandemia, el desencadenante'

Para Tamir Gay Tsabary, quien viaja desde el sur de Israel todos los días a Jerusalén para manifestarse junto a su esposa, luciendo chaleco amarillo, “la pandemia fue el desencadenante (...) la mala gestión del gobierno”, destacó.

"Ahora la gente comprende que a Netanyahu realmente no le importa Israel, solamente se preocupa por él mismo", afirmó este director comercial de 56 años.

Algunas protestas de las últimas semanas han degenerado en enfrentamientos violentos con la policía. La víspera de noche, 12 personas fueron detenidas en Jerusalén, informó la policía.

En el poder sin interrupción desde el 2009, Netanyahu, apodado “Bibi”, fue inculpado en noviembre del 2019 por corrupción, abuso de confianza y malversación de fondos, en una serie de casos distintos. Se trata de la primera vez que esto ocurre con un jefe de gobierno israelí durante su mandato.

Ante una ira en ascenso, el primer ministro denuncia un movimiento liderado por "izquierdistas anarquistas", y acusa a los medios de "propaganda" y fabricar fake-news.

“Todos podemos escucharlo, verlo y, sobre todo, sentirlo: algo está ocurriendo”, señaló Einav Schiff. De acuerdo al periodista, queda por constatar “si se trata de un terremoto real o de un simple temblor”.