Iglesia donde asesinaron a nueve personas abrirá el domingo en Carolina del Sur

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Charleston, Carolina del Sur.

La histórica iglesia afroestadounidense donde nueve personas negras fueron asesinadas a tiros, reabrirá el domingo para una ceremonia religiosa.

Por su parte, el FBI indicó que revisa un manifiesto supuestamente escrito por el joven blanco al que se responsabiliza de la matanza.

Una página de internet vinculada a Dylann Roof fue detectada el sábado en internet. Contenía fotos de él en las que sostenía una bandera estadounidense en llamas y aparecía parado encima de otra.

En una de las imágenes Roof muestra una bandera confederada, considerada un símbolo divisionista por activistas de los derechos civiles y otras personas. El texto de 2.500 palabras en inglés está cargado de odio, habla de la supremacía blanca y concluye con la aseveración de que el autor necesitará actuar solo.

Se desconoce si Roof lo escribió, pero las diatribas coinciden con lo que había dicho a sus amigos y lo que afirmó antes de que abriera fuego el miércoles en la noche en el interior de la iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel.

Varias cuadrillas de trabajadores limpiaron este sábado el recinto del templo donde se cometieron los asesinatos, al tiempo que algunos miembros de la iglesia ingresaron por primera vez desde el ataque a tiros.

Harold Washington, de 75 años, estaba con el grupo y vio el lugar donde las víctimas fueron baleadas.

"Hicieron un buen trabajo de limpieza. Había algunos agujeros de bala en el lugar pero se hicieron arreglos para que no se vean", afirmó.

Washington auguró que será conmovedor el servicio religioso del domingo y que acudirá un gran número de personas.

"Va a venir gente a la que nunca hayamos visto y probablemente nunca volveremos a ver, y eso está bien", dijo. "Es una iglesia del Señor... uno no rechaza a nadie".

Las víctimas fueron el reverendo Clementa Pinckney y ocho personas más que desempeñaban diversos papeles: ministros y asesores, maestros y una bibliotecaria, orientadores y cantantes de coro, y el sacristán anciano que se aseguraba de que el templo estuviera limpio.