Fuerza trinacional libra batalla contra el crimen en fronteras de Guatemala, Honduras y El Salvador

Frenar la violencia y el tráfico de personas son los principales objetivos.

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Marcala, Honduras

Armando, conductor de un bus que viaja entre poblados fronterizos de El Salvador y Honduras, no tiene más remedio que pagar un soborno de 90 dólares por mes a una de las más violentas pandillas salvadoreñas, la Mara Salvatrucha.

"Si uno no da el pago semanal simplemente lo matan", dijo este conductor de 35 años, mientras soldados hondureños que mantienen un retén sobre la carretera bajan y registran a los pasajeros.

Se trata de la fuerza conjunta que Guatemala, El Salvador y Honduras han puesto en operación en las áreas fronterizas para tratar de controlar el crimen en esa violenta zona.

El contingente hondureño instaló retenes en las carreteras rurales fronterizas y en la periferia de Marcala, una comunidad de 30.000 habitantes, se desplegó un anillo de patrullas y otro en torno al parque central de la localidad.

LEA: Triángulo Norte crea una fuerza conjunta para combatir las pandillas

La Fuerza de Tarea Lenca, comandada por el coronel Luis García y el subcomisionado de policía Elí Merlo, vigila el lado hondureño de la frontera con El Salvador (374,5 km) desde el 15 de noviembre, mientras la Fuerza de Tarea Chortí cuida los 246 km del área hondureña colindante con Guatemala.

La fuerza trinacional fue instalada el 15 de noviembre por los presidentes Juan Orlando Hernández (Honduras), Salvador Sánchez Cerén (El Salvador) y Jimmy Morales (Guatemala).

Fronteras permeables. Unos 20 pasajeros son registrados por los soldados en un punto de la carretera, muy cerca de la frontera con El Salvador, donde se cree que transitan pandilleros y traficantes de drogas, armas y personas.

"Yo nunca he transportado uno, pero sí he oído hablar que los pandilleros (salvadoreños) se pasan la frontera" hacia Honduras cuando son perseguidos en El Salvador, dice el conductor del autobus.

Pero los vecinos de la zona tienen aún más claro el panorama. "Cuando los pandilleros son asediados en Tegucigalpa o en El Salvador se vienen para estos lugares y nos traen la violencia: asaltos, secuestros, extorsiones", comenta el productor de café Gabriel Bautista.

Con este esfuerzo trinacional, los tres países pretenden enviar a Washington una señal de combate a la violencia y el tráfico de personas, principales causas de la emigración descontrolada a Estados Unidos. Este país acaba de elegir como presidente al magnate Donald Trump con un discurso antiinmigrante y la promesa de levantar un muro en la frontera con México.

LEA: 'Capitales mundiales del homicidio' están en Triángulo Norte de Centroamérica

Estados Unidos aprobó 750 millones de dólares en ayuda a estos tres países para que generen mejores oportunidades a su población y disminuya la violencia que provoca la emigración.

El criminólogo salvadoreño José Rivas consideró que la fuerza trinacional "es una respuesta de los tres países a Estados Unidos. Le mandan el mensaje de que en el Triángulo Norte se está combatiendo a las pandillas y el crimen organizado".

Rivas recordó que "Estados Unidos ha pedido que en estos países se mejoren las condiciones para evitar la migración, de lo contrario no habrá ayuda financiera".

Inteligencia. El director de la Policía Nacional Civil (PNC) de El Salvador, Howard Cotto, señaló recientemente que las fuerzas de cada país actuarán en su respectivo territorio con un intercambio constante de información de inteligencia, aunque sin realizar patrullajes conjuntos.

La fuerzas Lenca y Chortí están integradas por unos 600 hombres de seis batallones basados en la frontera con El Salvador, y operan junto a efectivos policiales.

El Salvador participa en la fuerza con el Comando Sumpul, de 1.000 efectivos, que actúa como apoyo a la Policía en puntos fronterizos, carreteras y caminos.

Por su parte, la fuerza guatemalteca está compuesta por 200 policías, 100 militares y cinco miembros de la oficina recaudadora de impuestos.

Guatemala, El Salvador y Honduras conforman una región considerada una de las zonas sin guerra más violentas del mundo.

Entre los tres países registraron 17.422 homicidios en 2015. Los responsables de la mayoría de los crímenes son más de 70.000 miembros de pandillas y carteles del narcotráfico.