Cinco claves para entender el diálogo entre Daniel Ortega y sus opositores en Nicaragua

El acercamiento tiene como mediadores a los obispos de la Conferencia Episcopal

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Este miércoles empezó en Nicaragua un diálogo entre el presidente, Daniel Ortega, y diversos sectores para intentar encontrar una salida a la grave crisis que vive el país tras las violentas manifestaciones antigubernamentales, que dejan 58 muertos.

El acercamiento, llamado diálogo nacional, lo promueve la Iglesia católica y además de las autoridades gubernamentales participan universidades, organizaciones civiles y empresarios.

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Estas son las claves para entender lo que está pasando en Nicaragua:

¿Cómo pasó?

Después de casi un mes de manifestaciones y represión, el cardenal Leopoldo Brenes anunció el inicio, este miércoles, de un diálogo nacional en Nicaragua con el objetivo de disminuir la conflictividad y fortalecer las instituciones democráticas nicaragüenses.

Los obispos de la Conferencia Episcopal aceptaron mediar en el conflicto, pero exigieron una serie de condiciones a Ortega, entre ellas permitir que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) investigue las muertes de las últimas semanas y el cese de la represión a las manifestaciones.

¿Por qué importa?

El diálogo nacional podría ser el inicio de una ruta para mejorar la golpeada institucionalidad nicaragüense. El obispo Brenes dijo que espera que "el diálogo aborde estructuralmente el tema de la institucionalidad del país con el objetivo de ir allanando el camino hacia la democratización".

Además, es de momento la única salida para disminuir la conflictividad que vive el país vecino.

¿Quiénes están involucrados?

La representación del gobierno está encabezada por el actual presidente de Nicaragua, Daniel Ortega; su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo y el asesor económico Bayardo Arce.

Los estudiantes universitarios están representados por Lesther Alemán y Víctor Cuadras. Este grupo pide la salida de Daniel Ortega de la presidencia.

El sector empresarial está representado por el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) y la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), la Cámara Americana de Comercio en Nicaragua (Amchan) y la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic).

La sociedad civil estará representada por diferentes grupos como el Movimiento Autónomo de Mujeres y encabezado por Carlos Tünnermann, político nicaragüense.

Finalmente, estarán también presentes cinco Obispos de la Iglesia católica, encabezados por Leopoldo Brenes.

El contexto

El acercamiento se presenta después de casi un mes de manifestaciones, que arrancaron por una serie de medidas que se pretendían implantar al seguro social. Entre los cambios se encontraban el aumento al porcentaje de contribución de los trabajadores y de los patronos, así como una disminución en las pensiones.

Ortega revocó las medidas días después, pero las protestas siguieron debido a la inconformidad con el gobierno y en respuesta por la represión.

El diálogo sucede después de que la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) planteara una serie de condiciones al gobierno de Ortega, entre ellas permitir el acceso de una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y frenar el uso de fuerzas paramilitares que agreden a los ciudadanos.

Daniel Ortega llegó al poder en las elecciones presidenciales de 2006 con casi el 40% de los votos válidos. Asumió este cargo en el 2007. En el 2011 fue reelecto con más del 60% de los votos válidos.

Ortega también logró la reelección en 2017, de nuevo con más del 60% de los votos. En este caso, con su esposa Rosario Murillo como vicepresidenta.

Al sandinista se le critica que ha acaparado las instituciones democráticas nicaragüenses, debilitado a la oposición y limitado la libertad de expresión para asegurar su continuidad en el poder.

¿Qué sigue?

Con el inicio del diálogo nacional las partes esperan trazar una ruta que le baje el tono al conflicto. Ortega nunca había vivido una crisis tan fuerte en el poder y se vería obligado a demostrar interés en la democratización institucional de Nicaragua.

También se espera que la represión contra del pueblo disminuya, ya que es muy probable que las manifestaciones se mantengan, pero la idea es que la respuesta del gobierno de Ortega sea distinta.

Finalmente, el escenario más positivo de cara al diálogo es que se pueda llegar a un acuerdo que marque la ruta para solucionar los problemas estructurales de Nicaragua, especialmente los referentes a democratización.