CDU elige el sábado nuevo presidente, un posible sucesor de la canciller Merkel

El escogido sería el candidato de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) a la jefatura del Gobierno en las elecciones legislativas del 26 de setiembre

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Berlín. La Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) elige el sábado a su nuevo presidente, una votación clave en vistas a la sucesión de la canciller Ángela Merkel, cuyo mandato culmina tras las elecciones legislativas previstas en setiembre.

El vencedor quedará bien colocado para ser el candidato a jefe del Gobierno del partido en las elecciones legislativas del 26 de setiembre.

Pero la presidencia de la CDU no le garantiza automáticamente ese privilegio, ya que el líder del partido para las elecciones se designa más adelante y puede haber otros pretendientes al cargo.

Los 1.001 delegados de la agrupación, que lleva 15 años en el poder, deberán decidirse entre el moderado Armin Laschet; un candidato más escorado a la derecha, Friedrich Merz, y el independiente Norbert Röttgen.

El resultado de la votación, a dos vueltas y organizada por Internet o por correo, se prevé reñido. Se anunciará el sábado durante un congreso que se celebrará en línea a causa de la covid-19.

La elección, que fue aplazada varias veces por culpa de la pandemia, sigue a la dimisión de Annegret Kramp-Karrenbauer, antaño heredera de Merkel, pero que acabó dimitiendo porque no lograba imponerse ante sus militantes.

Tres aspirantes

Los tres candidatos presentan perfiles muy diferentes.

Friedrich Merz, archienemigo de la canciller desde que lo destituyó de la presidencia del grupo conservador en el Bundestag en el 2002, sueña con vengarse por fin.

Derrotado por Kramp-Karrenbaueren en el 2018, este empresario delgado y de aspecto demacrado defiende el liberalismo económico y una posición muy dura sobre la inmigración.

De este modo, Merz espera atraer a electores cada vez más convencidos por la ultraderecha.

En los sondeos, el exabogado figura como favorito entre los simpatizantes de la CDU, si bien parte con algunas desventajas.

Merz no ha ejercido ningún mandato. Sus provocaciones verbales y su trabajo, altamente remunerado, en el grupo financiero BlackRock también empañan su imagen.

Merz, de 65 años, mezcló no hace mucho en un discurso homosexualidad y pedofilia, y criticó fuertemente las restricciones durante la Navidad.

Por su parte, Armin Laschet (59 años), posee varias virtudes. Este moderado, un experiodista de ojos risueños, está en la misma línea que Ángela Merkel, quien ahora es más popular que nunca.

“La orientación socialcristiana del partido es más importante para él que para sus rivales”, explicó Úrsula Münsch, profesora de Ciencias Políticas en Múnich.

Laschet podría agradar al electorado más centrista y, si fuera candidato en setiembre, formar una eventual coalición con los Verdes, segunda fuerza del país.

Pero su gestión de la pandemia al frente de Renania del Norte-Westfalia, la región más poblada de Alemania, le ha costado críticas. En primavera, Laschet defendía una flexibilización de las restricciones, un movimiento que los expertos consideraron demasiado precoz.

Aunque al principio parecía muy prometedor, el dúo que forma con Jens Spahn no ha dado tampoco la chispa esperada. Hasta el punto de que el popular ministro de Salud tuvo que desmentir (aunque no logró convencer del todo) que quisiera presentarse como candidato a la Cancillería en lugar de Laschet.

El tercer candidato, Röttgen, un experto en relaciones internacionales de 55 años, parece ser el perfecto independiente. Asegura que no pertenece a ningún "bando" y promete rejuvenecer y feminizar el partido.

En el 2012, Merkel lo apartó repentinamente del Ministerio de Medio Ambiente, tras una debacle electoral.

Gane quien gane estas elecciones de partido, la cuestión de la candidatura a la Cancillería no quedará resuelta, al menos, hasta la primavera.

Sobre el bando conservador planea la alargada sombra de Markus Söder, dirigente del partido hermano bávaro Unión Social Cristiana (CSU, por sus siglas en alemán), que se ha convertido en una de las personalidades favoritas de los alemanes gracias al prudente enfoque que ha dado a la pandemia.

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Aunque lo niegue, Söder sueña con que la CDU le invite a dar el paso tras los comicios locales programados en marzo. Y, quizá, convertirse en el primer canciller de la CSU.

En cualquier caso, el futuro presidente de la CDU tiene “seguramente muy buenas opciones de presentarse a la Cancillería”, matiza Thorsten Faas, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Libre de Berlín, quien no cree que el “vencedor vaya a decir: ‘Markus Söder, preséntese, por favor’”.