La Constitución de Cádiz cumplió en marzo de este año dos siglos de promulgada. Por ello en noviembre España, específicamente Cádiz, será anfitriona de la cumbre iberoamericana, y el presidente del Senado español, Pío García-Escudero, estuvo esta semana de visita en Centroamérica para invitar a autoridades del país y la región a participar en las celebraciones. La Nación aprovechó para conversar con el funcionario sobre algunos de los temas más actuales de la política de su país, como el movimiento de los Indignados, y del Viejo Continente.
¿A qué se debe su visita a Centroamérica?
Este año se cumple el 200 aniversario de la Constitución de Cadiz y en aquellos trabajos participaron diputados de lo que entonces se decían las Españas. En aquellas Cortes participaron diputados costarricenses (Florencio del Castillo) muy importantes y de muchos otros países.
”En una ciudad como Cádiz, que estaba rodeada por el Ejército de Napoleón, se reúnen todos estos diputados y redactan una constitución absolutamente revolucionaria, porque elimina la monarquía absoluta. Se pasa de un rey que tenía todos los poderes a un modelo de monarquía parlamentaria como es ahora. Se crean por primera vez los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y el Judicial. Tres poderes independientes y, sobre todo, se crean una serie de derechos y libertades que ahora mismo nos parecen normales a todos, pero que eran completamente revolucionarios”.
En este momento, algunas personas y movimientos, como los Indignados, cuestionan la validez del sistema político en general. ¿Siente usted que la Constitución está al día y que refleja las necesidades de los españoles?
Sí, absolutamente.
¿No hay necesidad de cambios o actualizaciones?
No hay una necesidad perentoria, ni urgente... El movimiento de los Indignados surgió hace año y poco, en vísperas de unas elecciones municipales muy importantes, porque iban a suponer un cambio en muchísimos gobiernos de muchas ciudades importantes y de muchas comunidades autónomas también.
”Fue un movimiento explosivo en el buen sentido de la palabra. Era un movimiento que tenía un aire de romanticismo muy importante también. De ilusión.
”Pero este año hemos visto que en las convocatorias que se hicieron de asambleas, de manifestaciones, de concentraciones para celebrar el aniversario, que ya no tenía eco ninguno y que ya no tenía seguimiento. Porque si a ese movimiento le quitamos ese ropaje romántico, colorista, de ilusión, los planteamientos que ellos se hacían son poco menos que irreales y así lo entendieron la inmensa mayoría de los españoles”.
¿Usted considera que el movimiento de los Indignados ha desaparecido?
Está prácticamente desaparecido. Lo que hay es una presencia residual. Con la misma fuerza que nació, con la misma fuerza que explosionó, con la misma fuerza una vez que pasaron las elecciones municipales, y luego las generales, desapareció prácticamente.
Pero las causas que lo generaron no han desaparecido. El desempleo sigue siendo muy alto.
Sigue habiendo una gran preocupación en toda la sociedad. Lo que pasa es que esa preocupación la sociedad no necesariamente tiene que vehicularla a través del movimiento de los Indignados. Rara es una familia española que no esté preocupada. El padre está en el paro, o los hijos no encuentran empleo, o tienen un problema para llegar a fin de mes. No es la primera crisis por la que pasa España, igual que no es la primera crisis que pasa Europa.
¿Se distingue esta crisis de las anteriores en algo, ahora en el contexto de la UE?
En mucho. Fundamentalmente en que la anterior crisis, la última fue a finales de los 80 y principios de los 90, no existía la unión monetaria en Europa. No existía el euro. ”Entonces cada país podía aplicar las medidas que consideraba convenientes, individualmente, sin ningún tipo de control, sin ningún tipo de asesoramiento o de recomendación para salir de la crisis. Ahora estando como estamos, en la unión económica, y existiendo como existen buen número de organismos internacionales en los cuales aquí opina todo el mundo, es mucho más difícil porque no depende solamente de ti”.
¿Qué opinión le merece la posición de la canciller alemana, Ángela Merkel, de que esto se tiene que arreglar solo con disciplina, que no se debe gastar?
Yo creo que lo hemos visto el sábado (23 de junio) en la reunión que hubo en Roma entre (Ángela) Merkel, (Mario) Monti, (François) Hollande y (Mariano) Rajoy.
”Con la presión que entre todos los países están ejerciendo al final ha tenido que ceder y aceptar que solamente con medidas duras, con reformas restrictivas y con políticas de austeridad no se sale de la crisis. Que todo esto lo único que hace es paralizar las economías, paralizar más los consumos y congelar más el funcionamiento del sistema. Que es necesario complementar todas estas medidas con políticas también de crecimiento”.
¿Se hace Hollande un aliado inesperado para España?
En este caso efectivamente es un aliado. Se está creando una especie de alianza no declarada o de unidad de criterio entre Francia, España e Italia que al final están convenciendo a Alemania, y a Merkel, que no se puede aplicar solo la política del palo. Como decimos en España, el palo tiene que ir complementado con la zanahoria. Figúrese que Francia, España e Italia suponen casi el 70% del PIB europeo. Y para Alemania también es muy importante el gobierno de estos países que son sus principales importadores.
España, históricamente, ha tenido una relación de apoyo con América Latina. ¿Se va a ver esta relación afectada con medidas concretas a raíz de la crisis?
De lógica, tiene que haber recortes en razón de la crisis económica. A la hora de elaborar los presupuestos hay que hacer unas políticas de austeridad las cuales se disminuyen prácticamente todas las partidas. Como todas las políticas, afectará la de cooperación.
Hay una serie de países tocando a las puertas de las UE, pese a la crisis, queriendo entrar.
Ya entraron. En nada pasamos de 15 a 27 y faltan por entrar...
¿Tiene sentido pensar en meter más gente a la casa?
Si lo miráramos desde el punto de vista egoísta del pragmatismo, diríamos que no. Y si lo vemos desde el punto de vista responsable de la solidaridad y la generosidad, tendríamos que decir que sí. El problema es la crisis.
”Desgraciadamente, la gran ampliación de la Unión Europea coincidió con el peor momento de la crisis económica. Por lo tanto, es una pregunta que tiene una respuesta doble, y difícil, pero todo se va a arreglar en cuanto se supere la crisis económica”.
¿Qué hay de Turquía? La eterna aspirante a la UE.
Turquía es un país complejo que tiene un pie en Asia y otro en Europa, pero que hoy es un elemento de equilibrio decisivo. Sobre todo con todo lo que está pasando en Oriente Medio, en Siria, la influencia que pueda tener en Líbano, por lo que está ocurriendo en Egipto. Turquía es un elemento decisivo.
¿Pero la ve usted en el seno de la Unión Europea?
Si no en el seno de la UE a corto plazo, sí con unos acuerdos preferenciales con la UE. Además, con el desarrollo que está teniendo yo creo que es obligado contar con Turquía. Hay muchísimas relaciones comerciales.
”A mí, me impresionó mucho una visita que hice a Arabia Saudí hace tres meses. Toda el área de construcción, todo el sector de la construcción lo están haciendo empresas turcas. Se están expandiendo económicamente por toda una área de influencia y, además, copando muchos sectores”.