Pekín. AFP. El Partido Comunista de China (PCC) clausuró ayer su 18.º congreso con la elección del Comité Central, que hoy debe consagrar a Xi Jinping como número uno del régimen, y de los nuevos miembros de la dirección suprema.
Los líderes chinos estarán confrontados a la enorme tarea de combatir una corrupción creciente sumada a un menor crecimiento, bajo la mirada más que crítica de más de 500 millones de internautas.
Al cabo de una semana de trabajos en la más completa opacidad, los más de 2.200 delegados aprobaron la composición del Comité Central, integrado por unos 200 dirigentes del Partido que se supone deben representar los más de 82 millones de militantes registrados.
Luego, según un rito invariable, los delegados cantaron de pie el himno de la Internacional.
El congreso revisó los estatutos del Partido para elevar el “concepto de desarrollo científico” de Hu Jintao al panteón de las doctrinas de Marx y de Lenin. Dichas revisiones fueron aprobadas a mano alzada y por unanimidad.
El nuevo Comité Central, el decimoctavo desde la fundación del PCC en 1921, debe además celebrar su primer plenario y luego los dirigentes serán presentados a la prensa y al mundo.
De él saldrá el Buró Político (núcleo dirigente de unos 25 miembros) y su Comité Permanente, que será reducido quizás a nueve o siete personas.
El secretario general del PCC, Xi Jinping, de 59 años, pasará a ser luego el jefe del Estado y sucederá en marzo a Hu Jintao.
Según los observadores, el actual jefe del Gobierno, Wen Jiabao, debe ser remplazado por el actual vice primerministro, Li Keqiang.
Xi es generalmente considerado como un hombre de compromiso que puede ser aceptable para las facciones conservadoras y reformistas del PCC.
El líder accederá al poder al cabo de un “año horrible” para el PCC, marcado por el caso Bo Xilai , el más espectacular escándalo de los últimos años, y por las revelaciones sobre las fortunas colosales de su propia familia y la del primer ministro, Wen Jiabao.