Papa ofreció ayer su primer ángelus ante 150 mil personas

Improvisó parte de sus palabras con la espontaneidad que lo ha caracterizado

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Ciudad del Vaticano. AFP Unas 150.000 personas aclamaron ayer, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, al papa Francisco en el primer ángelus de su pontificado, en el que insistió sobre la necesidad de la misericordia y el perdón para un mundo “más justo”.

“Hermanos y hermanas, buenos días”, dijo en italiano con la sencillez que le caracteriza al asomarse a la ventana de su estudio del palacio pontificio y destacó la necesidad de los católicos de reunirse, saludarse y hablarse los domingos.

Ante una multitud entregada, que le ovacionó y coreó su nombre, Francisco, que improvisó parte de su intervención, se refirió entonces al pasaje del Evangelio sobre la mujer adúltera a la que Jesús salva de la lapidación.

“Dios nunca se cansa de perdonar, somos nosotros que nos cansamos de pedirle perdón”, explicó ante un mar de banderas, entre las que se destacaban numerosas albicelestes de Argentina y otras del resto de Latinoamérica.

“Un poco de misericordia hace el mundo menos frío y más justo”, agregó el Papa, al citar un libro del cardenal alemán Walter Kasper sobre el tema que dijo haber leído en estos días.

Y ante la sorpresa de su auditorio (estimado por el Vaticano en 150.000 personas y por las autoridades municipales en 300.000), agregó: “¡No se crean que hago publicidad de los libros de mis cardenales, no es eso!”.

Siempre con buen humor. No fue la única vez que hizo gala de su sentido del humor ya que recordó un episodio de su etapa de obispo en Buenos Aires, en 1992, cuando, tras una misa, una “abuela” se le acercó y le dijo: “Si el Señor no nos perdonara a todos, el mundo no existiría”. Sorprendido por su “sabiduría”, el ahora Papa contó que le preguntó: “¿Usted ha estudiado en la Universidad Gregoriana?”.

Francisco, que terminó deseando “buen domingo y buen almuerzo” y sin saludar a los peregrinos en diferentes idiomas, instó nuevamente a los fieles a que rezaran por él, como hizo también en nueve idiomas en el primer tuit en su cuenta papal [sumario]pontifex.

“Siento una emoción indescriptible”, dijo Gabriel Solís, un argentino de 33 años, que como miles de compatriotas asistió a la segunda aparición pública del sucesor de Benedicto XVI, quien el mes pasado tomó la decisión de renunciar.

“Va a traer mucha paz porque se le ve muy humilde, muy espontáneo. Se siente más cerca de la gente. Con el Papa que estaba antes no se sentía esto”, agregó.

Mientras, sor Luisa, una joven religiosa chilena que ondeaba con entusiasmo una bandera de su país, estaba convencida de que Francisco atraerá a los jóvenes, que son “la fuerza de la Iglesia”.