Papa Franciso pidió por enfermos y desvalidos al finalizar Vía Crucis en Roma

"Frente a la cruz nos sentimos hijos y no cosas", dijo el Pontífice quien presidió oración en el Coliseo romano

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Roma

"Recordemos a los enfermos, a las personas abandonadas, bajo el peso de la cruz, para que encuentran en la prueba de la cruz la fuerza de la esperanza, en la resurección, en el amor de Dios".

Esa petición lanzó el papa Francisco a quienes siguieron el Vía Crucis que presidió en el Coliseo romano, este Viernes Santo.

El Pontífice llegó a las 9 a. m. (1 p. m., hora de Costa Rica) al célebre monumento en donde miles de personas, turistas y religiosos lo aguardaban con antorchas, segun se apreció en la transmisión en línea del Centro Televisivo Vaticano.

Como en el 2013, fecha de su primer Vía Crucis como papa, Francisco de 77 años dirigió el recorrido desde la terraza del Palatino, frente al anfiteatro romano, sin caminar las 14 estaciones.

Los católicos recuerdan el Coliseo como el lugar donde grupos de cristianos fueron arrojados a los leones, durante las persecuciones de los primeros siglos después de Cristo.

Cruz a cuestas. En cada una de las estaciones, la cruz fue cargada por trabajadores, empresarios, inmigrantes, detenidos, huérfanos o enfermos.

"Varias pantallas gigantes fueron instaladas en la céntrica zona del Foro Imperial para que los peregrinos y turistas siguieran la ceremonia", describe la agencia EFE.

Además, el Vía Crucis fue transmitido en directo por 50 canales de televisión de numerosos países, entre ellos, el Centro Televisivo Vaticano.

"Todas las maldades prepotentes, toda la arrogancia de los falsos, era una cruz pesada -para Jesús-, como la noche de las personas abandonadas, pesada porque reúne toda la maldad", dijo el Papa, en su reflexión final.

"En la cruz vemos la monstruosidad del hombre, cuando se deja guiar por el mal, también, la inmensidad de la misericordia de Dios quien no nos trata según nuestros pecados, si no según nuestra misericordia", resaltó.

Sorpresa. No se esperaba la lectura de ninguna reflexión final del Papa luego de que su vocero de comunicacion, Federico Lombardi, indicara a los medios que el Pontífice estaría en el Vía Crucis, en silencio, orando.

Efectivamente, en la primera ceremonia que presidió en la Basílica de San Pedro, el Papa no pronunció palabra. Tampoco lo hizo durante las dos horas y media del recorrido del Vía Crucis en el Coliseo, sin embargo, al final, el Obispo de Roma leyó un breve mensaje.

"Enseñanos que el mal no tendrá la última palabra, el amor, la misericordia, el perdón (...) ayer -yo- estaba sepultado con él, hoy he resucitado con él -Jesús-", resaltó en alusión al Domingo de Resurrección.

"Frente a la cruz nos sentimos hijos, y no cosas", dijo con tono tranquilo, pero firme, el Pontífice.

Reflexiones de un obispo, crítico de la mafia. Este año, el Papa encargó la redacción de las meditaciones de cada estación al obispo italiano de Campobasso (sur de Italia), Giancarlo Bregantini, conocido por sus batallas contra la mafia.

La crisis económica, el desempleo, el maltrato a las mujeres, la soledad, las enfermedades, la situación de los presos fueron abordados en cada una de las estaciones.

En su juventud, el "padre Giancarlo" fue obrero, en 1994, a mafia de Calabria le colocó una bomba bajo el altar el día en que fue ordenado obispo.

En los textos de reflexión de las 14 estaciones, el cura denunció el drama de los refugiados, la trata de seres humanos, la droga, el alcoho y los abusos de la mafia.