Países de Oriente Medio y del Golfo ya no ocultan su injerencia en la guerra de Siria

Disputa interconfesional facilita intervención

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Beirut (AFP). Los países de Oriente Medio y del Golfo ya no se esconden e intervienen sin disimulo en la guerra siria, algunos de ellos aprovechando el caos y otros intentando impedir la caída del régimen, afirman los expertos.

La guerra entre el presidente Bashar al-Assad y los rebeldes dividió profundamente a Oriente entre por un lado los aliados del régimen, como Irán y el Hezbolá libanés, y por otro los que quieren su caída, como los del Golfo.

Israel no se ha posicionado públicamente pero advirtió, con dos ataques la semana pasada contra blancos militares sirios, de que no permitirá que armas sofisticadas sirias lleguen a manos de Hezbolá.

Los ataques israelíes en Siria se produjeron después de que el jefe de Hezbolá, Hasán Nasralá, reconociese por televisión que combatía junto al ejército sirio y proclamara que los “verdaderos amigos” de Damasco no permitirían la caída del régimen de al-Assad.

“Mucha gente considera ahora que no puede haber empate: los jordanos, los israelíes, Hezbolá o los iraníes tienen todos la sensación de que se ha convertido en un combate existencial”, afirma Salman Shaij, director del Centro Brookings en Doha.

Las divisiones interconfesionales entre la oposición, de mayoría suní, y el régimen, dirigido por la minoría alauita, una rama del chiismo, facilitaron una intervención regional en el conflicto en Siria.

Los gobiernos suníes del Golfo apoyaron abiertamente a los rebeldes, mientras que Irán y el Hezbolá respaldan al régimen.

Israel asiste con inquietud a los acontecimientos: es reticente a la idea de perder un enemigo fiable como el presidente Assad y le angustia el creciente auge de los rebeldes salafistas, así como el papel de Irán y del Hezbolá.

“En Siria se libra una guerra regional a través de otros, sobre todo entre los países del Golfo y los iraníes junto con sus aliados del Hezbolá”, estima Salman Sheikh.

En cambio, la intervención de Israel viene motivada por las circunstancias, consideran los analistas.

“Israel está actualmente cambiando las reglas del juego diciendo: A partir de ahora no toleraremos más lo que se toleró durante 20 años, la entrega de armas al Hezbolá”, explicó a la radio militar israelí el experto sobre Siria Eyal Ziser.

Según él, “Israel aprovecha la situación generada por la debilidad de Assad, que tiene las manos atadas debido a la guerra civil en Siria, para impedir la entrega de armas al Hezbolá”, explica.

Para Hezbolá, que cuenta con Damasco como medio de suministro y como apoyo regional, la caída del régimen de Assad sería desastrosa. Y para Irán resulta esencial que el régimen siga en pie, porque es su vínculo con el mundo árabe.

Con tanto en juego, los países de la región no tienen otra alternativa que admitir sus injerencias y no parece costarles trabajo, consideran los expertos.

“El Hezbolá ya dijo que está operativo en Quseir” (centro de Siria), y los iraníes reconocieron en el pasado que había asesores en Siria, el domingo incluso afirmaron que están dispuestos a entrenar a los sirios. La implicación de estos actores es más abierta e importante”, asegura el experto del Hezbolá Amal Saad-Ghorayeb.

Para los analistas existe un peligro creciente de regionalización” del conflicto.

“Asad, con todos sus problemas no puede entrar en guerra, pero puede lanzar misiles contra Israel. ¿Qué pasará entonces? Quizá estamos tirando de la cuerda demasiado fuerte”, explica Giora Eiland, exjefe de la Agencia de Seguridad Nacional israelí.