Occidente pone límite a negociación con Irán

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Viena EFE Los negociadores advierten de que el tiempo se acaba y consideran que quedan horas para que se compruebe si es posible o no cerrar un histórico acuerdo que asegure al mundo que Irán no puede hacerse con armas nucleares.

“Un acuerdo todavía es posible, estamos muy cerca. Pero si las importantes e históricas decisiones políticas no se toman en las próximas horas, no tendremos acuerdo”, señaló el jueves la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini.

Esta especie de ultimátum llega tras 22 meses de esfuerzo negociador, el cual ha permitido acercarse como nunca antes a un acuerdo sobre la cuestión nuclear iraní, pero sin lograr cubrir aún los últimos metros.

Las grandes potencias que negocian con Irán consideran que ya no es el momento de seguir dando vueltas en torno a asuntos sobre los que se lleva meses hablando, sino de tomar difíciles decisiones políticas.

Para Mogherini, que coordina en Viena la fase decisiva de las conversaciones de la comunidad internacional con Irán, ya no se trata de seguir negociando el lenguaje o de trabajar en un borrador. “Una de las partes” debe decidir si dispone de “espacio político para tomar esa decisión”, dijo a CNN.

También el secretario de Estado de EE. UU., John Kerry, advirtió de que la negociación tiene fecha de caducidad.

“No podemos esperar hasta siempre para que se tomen estas decisiones. Estamos absolutamente preparados para declarar acabado este proceso”.

Con todo, Kerry insistió en que la presión no está en el cronómetro, sino en lograr un acuerdo de calidad.

En esta negociación está en juego la posibilidad de la comunidad internacional de limitar el programa nuclear iraní hasta el punto de que en 10 o 15 años no sea capaz de fabricar armas atómicas, al menos rápidamente o sin ser descubierto.

Para Irán, representaría asegurarse un programa atómico civil y, aún más importante, ver levantadas las sanciones que estrangulan su economía.

Un acuerdo permitiría a Irán volver a exportar su petróleo libremente, su mayor fuente de ingresos, recuperar miles de millones de dólares de fondos congelados en el extranjero y volver a participar en las redes financieras y comerciales internacionales.

Además, sería un hito histórico de la diplomacia lograr un acuerdo entre Estados Unidos e Irán, dos países sin relaciones diplomáticas desde hace cuatro décadas y que se definen mutuamente como el “gran satán” y un miembro del “eje del mal”.

La urgencia por cerrar pronto un acuerdo que mostraron Mogherini y Kerry contrastó con la aparente calma del jefe negociador iraní, el ministro de Exteriores Mohamad Yavad Zarif.

“Todo el tiempo que sea necesario”, respondió ante la pregunta de cuánto tiempo más planea quedarse en Viena.

Antes, a través de la red social Twitter, el ministro había declarado: “Estamos trabajando duro, pero no corriendo”.

Pese a que todos los dirigentes insisten en que las reuniones están presididas por el profesionalismo y el respeto, en los últimos días se han producido momentos de tensión.

“No se puede esperar que una italiana y un iraní discutan en un ambiente frío. Ha habido intercambios acalorados”, reconoció Mogherini.

Aunque ninguno de los negociadores ha explicado públicamente cuáles son los obstáculos que impiden un acuerdo que beneficia a todos, las filtraciones y los analistas señalan que son el régimen de inspecciones a instalaciones nucleares iraníes y a qué ritmo deben levantarse las sanciones.

A esos nudos gordianos que han acompañado la negociación durante meses parecen haberse sumado en los últimos días más problemas.

En uno de ellos, si el levantamiento de sanciones debe incluir al embargo de armas que pesa sobre Irán, han surgido incluso fisuras en el grupo de potencias que negocia con Irán (China, EE. UU., Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania).

Mientras Washington no quiere ceder en este tema, Moscú pidió ayer que el embargo de armas forme parte de las primeras sanciones que se eliminen.