Llamados al diálogo y la paz dominan en inicio de cumbre

El país anfitrión pregona el ‘inicio de una nueva etapa en las relaciones’

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Panamá. AP. Una inédita Cumbre de las Américas se inauguró ayer en Panamá con llamados coincidentes de acudir al diálogo para resolver diferencias, a buscar la paz y a solucionar conflictos en el hemisferio, en una ceremonia en que Cuba está presente por primera vez.

Al abrir el foro, el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, dijo: “El gran reto que tendremos en estos días es, dejando las diferencias coyunturales a un lado, buscar los puntos de convergencia que nos permitan luchar unidos contra la desigualdad, la falta de oportunidades y la delincuencia, para así dejarles a las futuras generaciones una América unida, segura y próspera ” .

También destacó los diálogos de paz que el Gobierno de Colombia realiza con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y señaló que eran un modelo de paz para la región.

En el mismo sentido se expresó el secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, con quien coincidió el secretario saliente de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.

“Esta cumbre de Panamá tiene un contenido tan especial porque es la primera vez que se reúnen en torno a una mesa los 35 jefes de Estado”, manifestó Insulza. “Siento gran alegría por el momento histórico, y esto se realiza en medio de un escenario también histórico por las negociaciones de paz en Colombia y el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba” .

Un mensaje del papa Francisco, enviado al anfitrión de la cita hemisférica, dio comienzo al acto en el centro de convenciones Atlapa. Hizo referencia a la misma necesidad de paz y de solución de los conflictos de manera no violenta.

“Me gustaría manifestarles mi cercanía y aliento para que el diálogo sincero logre esa mutua colaboración y sumo esfuerzo, y supere diferencias en el camino hacia el bien común” , decía el mensaje del Pontífice, leído por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolín.

Es la primera vez que la Santa Sede envía a un enviado a la reunión continental. Francisco tiene afinidad con el hemisferio, pues es el primer papa latinoamericano de la historia.

Atención particular. Esta cumbre marca la primera participación de Cuba y la precede un fuerte interés en lo que haga el líder de la isla comunista, Raúl Castro, y el presidente Barack Obama, meses después del anuncio histórico de restablecer relaciones entre los dos países tras medio siglo de desavenencias, un hecho que se celebró en la apertura.

Obama y Castro se saludaron y estrecharon la mano en la inauguración, un momento que fue capturado en video por Telesur, la cadena estatal de televisión venezolana.

Varela pregonó en su discurso que el encuentro marca el “ inicio de una nueva etapa en las relaciones del hemisferio basadas en el respeto de los diferentes sistemas de gobierno” .

La Casa Blanca informó de que Obama y Castro “se verán” hoy, aunque, al momento, no hay planeada una reunión oficial a una hora específica entre los mandatarios, manifestó Ben Rhodes, asesor adjunto de seguridad nacional de Obama.

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Pero Rhodes afirmó que las autoridades sí anticipan que los dos mandatarios tendrán la oportunidad de “verse” y hablarán el sábado, el segundo y último día de la Cumbre de las Américas.

Obama y Castro hablaron por teléfono el miércoles antes que el mandatario estadounidense saliera de Washington con destino a Jamaica.

Los reflectores también se enfocarán en el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, quien llegó a Panamá en medio de un recrudecimiento de las tensiones con Estados Unidos, después de que el gobierno de Obama decretase sanciones y declarara a la nación petrolera una amenaza para la seguridad estadounidense. Maduro dijo que entregará a su par norteamericano una lista con millones de firmas de compatriotas que piden el cese de esa medida.

Poco antes de que la cumbre fuese inaugurada, se clausuró el Foro de la Sociedad Civil, que dio más que hablar por las protestas y abandonos que protagonizaron grupos de simpatizantes del Gobierno cubano por la presencia de disidentes de la Isla en el evento. Ni la presencia en el cierre de [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20150410_0013]]Obama [[END:INLINEREF]]cambió las cosas, pues los participantes afines a La Habana se marcharon.

“Hemos tomado esta decisión después de reflexionar colectivamente acerca del escenario que se ha diseñado en el Foro de la Sociedad Civil para forzarnos a compartir con mercenarios pagados desde el exterior con el propósito de subvertir el sistema político y social del país” , expresó una declaración leída por Rosa María Pérez, miembro del grupo de personas simpatizante del Gobierno.

“Por respeto al presidente anfitrión y a los demás mandatarios, incluido el presidente Obama, la delegación de la auténtica sociedad civil cubana ha preferido no participar en el encuentro referido”.

Otros líderes también llegaron a lo suyo, con encuentros entre sí y con académicos, presidentes de empresas, jefes de las organizaciones no gubernamentales y grupos de la sociedad civil.

Los presidentes del Triángulo Norte de Centroamérica –Guatemala, El Salvador y Honduras– pidieron a las Naciones Unidas apoyo para un plan de seguridad y desarrollo que también tiene como objetivo reducir la emigración desde esos países plagadas de violencia hacia los Estados Unidos.

Apenas se bajó del avión que lo trajo a Panamá, Maduro la emprendió contra Estados Unidos. Criticó la política exterior de Estados Unidos, desde un monumento a las víctimas de la invasión estadounidense a ese país en diciembre de 1989.

El monumento está en El Chorrillo, un barrio pobre del centro de la capital panameña donde se libraron algunos de los combates más fuertes durante la invasión.

Trinidad Ayola perdió a su esposo en los combates. Tratando de contener las lágrimas, Ayola dijo que no es la primera vez que un jefe de Estado, extranjero o panameño, visita el sencillo monumento en las dos décadas desde que se levantó. Ella y otros quieren que el presidente estadounidense Barack Obama se disculpe por los muertos panameños, que se calculan entre 500 y 4.000.