Comienza semana clave para alcanzar un acuerdo sobre programa nuclear de Irán

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Viena

La recta final de la maratón diplomática que busca impedirle a Irán el desarrollo de un arma nuclear comenzó este martes, a una semana de la fecha límite prevista para lograr un acuerdo entre Teherán y las grandes potencias.

Para el grupo "5+1" (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania), así como para la nación islámica, estos días y noches de negociaciones deberán poner punto final a 20 meses de intensas discusiones, a veces al borde de la ruptura.

El objetivo es simple: asegurar durante el mayor tiempo posible que el programa nuclear iraní sea únicamente civil, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que asfixian a la economía de este país con 78 millones de habitantes.

El medio es en sí mismo complejo pues los diplomáticos cuentan con un documento de entre 40 y 50 páginas, rico en detalles que se gestionan paso a paso.

Ambas partes, como es habitual cuando las horas corren, subrayan que subsisten desacuerdos importantes, tanto que la fecha límite del 30 de junio podría ser postergada en algunos días.

Este lunes, el jefe de los negociadores iraníes, Abas Araghshi, manifestó que "los progresos no se encuentran al nivel esperado". Pero el jefe de la diplomacia de Teherán, Mohamad Javad Zarif, se congratuló en Luxemburgo por un "compromiso político" para avanzar hacia un acuerdo, al tiempo que demandó que cada parte "evite las exigencias excesivas."

Su homólogo británico, Philip Hammond, pide que Irán se muestre "más flexible", mientras el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, exhortó este martes a ambos bandos a "hacer todos los esfuerzos posibles" para concretar el acuerdo.

Asimismo, el guía supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, reiteró la existencia de "líneas rojas" de su país en las negociaciones con las grandes potencias, exigiendo el "levantamiento inmediato" de las sanciones y rechazando la inspección de "sitios militares".

Los "5+1" e Irán ya habían logrado en abril pasado un acuerdo marco a grandes trazos. En la práctica, Irán deberá reducir su capacidad nuclear y eliminar numerosas centrifugadoras (máquinas que permiten enriquecer al uranio).

Las potencias calculan que esta reducción llevaría un año en lugar de algunos meses, como se consideraba en el 2013, tiempo necesario para que Irán procese material suficiente para desarrollar una bomba nuclear.

Para asegurarse de que eso no suceda, apuestan por un estrecho régimen de inspecciones en los sitios iraníes, que serían realizadas por por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), un órgano de la ONU.

En caso de eventuales infracciones, se prevé el restablecimiento de las sanciones contra la economía iraní.

Este preacuerdo fue calificado como "histórico" por el presidente estadounidense Barack Obama, quien afirmó que el mismo haría "al mundo más seguro". También fue festejado en las calles de Teherán al tiempo que el presidente iraní Hasán Rohani hablaba de "una nueva página" en la historia de su país.

También hubo reacciones proporcionales a la tensión que, antes del comienzo de las negociaciones, envenenaron las relaciones internacionales durante 12 años. La perspectiva de una bomba iraní inquieta a Israel, pero también a las potencias árabes sunitas de la región, especialmente a Arabia Saudí.

Etapa final. Desde abril, expertos y diplomáticos se afanan en convertir el documento de una sola página firmado en Lausana, Suiza, en un texto definitivo.

Este acuerdo deberá establecer el calendario preciso del levantamiento de las sanciones y de las medidas que se espera tome Irán. Sin embargo, el sistema de control de las instalaciones iraníes, que podría incluir sitios militares, es una de las principales piedras de discordia.

Un buen acuerdo, según el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, debe incluir "un régimen de verificación fuerte, que comprenda si es necesario los sitios militares". Ante esto, la nación islámica se muestra muy reticente.

Araghshi y sus homólogos del 5+1 son esperados en Viena durante los próximos días. Casi inmediatamente se les unirán Zarif y los otros jefes de las diplomacias, entre ellos el estadounidense John Kerry.

Kelsey Davenport, analista de la Arms Control Association, expresó a la AFP que considera "verdaderamente posible" un acuerdo para el 30 de junio, o algunos días más tarde, puesto que "muchas decisiones políticas difíciles ya fueron tomadas".