ONU advierte de una posible crisis alimentaria en África

Los problemas de seguridad y la falta de fondos han obligado a las agencias humanitarias de la ONU a reducir drásticamente las raciones alimenticias que reparten, lo que agrava la ya alarmante situación de desnutrición de cerca de 800.000 personas

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Ginebra.

La ONU alertó este martes de la posibilidad de que el mundo deba afrontar una crisis alimentaria en África si no se logran pronto los fondos para alimentar a 800.000 refugiados que no reciben la comida necesaria, cuya cifra no cesa de aumentar.

"África es el continente olvidado y las crisis allí también lo son. Como es menos importante geoestratégicamente, la atención se centra en crisis como la de Siria, la de Ucrania o ahora Irak, pero no debemos olvidar los cientos de miles de africanos que apenas sobreviven diariamente", dijo en rueda de prensa António Guterres, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur).

Guterres definió así el problema de África, un continente con enormes desafíos y que acoge a una inmensa población refugiada que sigue creciendo a causa de, entre otros, los conflictos en la República Centroafricana o Sudán del Sur.

Los problemas de seguridad y la falta de fondos han obligado a las agencias humanitarias de la ONU a reducir drásticamente las raciones alimenticias que reparten, lo que ha agravado la ya alarmante situación de desnutrición de cerca de 800.000 personas.

En todo el continente africano, unos 2,4 millones de refugiados en unos 200 emplazamientos situados en 22 países dependen de la ayuda del Programa Mundial de Alimentos (PAM) para sobrevivir, y actualmente, un tercio de ellos padecen cortes en las raciones alimentarias que reciben.

"Simplemente no tenemos los recursos para comprar comida " , lamentó Ertharin Cousin, directora ejecutiva del PAM.

Guterres y Cousin se reunieron hoy con representantes de los Estados miembros en Ginebra y les solicitaron donaciones extras para hacer frente a esta situación, que amenaza con agravar los ya "inaceptables niveles de malnutrición aguda, lentitud en el desarrollo y anemia, especialmente entre los niños", advirtieron.

El PAM considera que necesita unos 186 millones de dólares extra de ahora hasta diciembre y el ACNUR solicita 39 millones de dólares.

Hasta la fecha, se han producido mermas de al menos el 50 por ciento en las raciones que se distribuyen a 450.000 refugiados acogidos en campamentos de la República Centroafricana, Chad y Sudán del Sur.

Otros refugiados en Liberia, Burkina Faso, Mozambique, Ghana, Mauritania y Uganda reciben porciones que contienen un 43 por ciento menos de comida.

Además, desde hace más de un año los refugiados de Uganda, Kenia, Etiopía, Congo, la República Democrática del Congo y Camerún han padecido cortes esporádicos.

El caso más dramático lo padece Chad, donde las personas refugiadas allí -la mayoría sursudaneses y centroafricanos- padecen reducciones que ascienden al 60 por ciento, lo que los deja con raciones de 850 kilocalorías diarias, cuando normalmente el PAM distribuye porciones de 2.100 kilocalorías.

Durante su encuentro con los representantes de los Estados miembros, Guterres y Cousin hicieron mención a un informe que demuestra que la malnutrición durante los primeros mil días de vida puede tener consecuencias irreversibles tanto físicas como cerebrales para los niños que la padecen.

Los dos responsables recordaron que, incluso antes de los recortes actuales, los niveles de malnutrición entre la población refugiada ya eran inaceptables, algo que prueba un estudio realizado entre 2011 y 2013.

El estudio mostró que sólo uno de los 92 campamentos analizados cumplía la meta de que menos del 20 por ciento de los niños sufrieran anemia.

También reveló que sólo el 15 por ciento de los emplazamientos estudiados tenían menos del 20 por ciento de la población infantil con problemas de crecimiento y que la malnutrición aguda entre los menores de cinco años afectaba a residentes de más del 60 por ciento de los campamentos.

Esta situación de falta de alimentos obliga a los refugiados a buscar alternativas, que muchas veces implican la prostitución de niñas y mujeres a cambio de dinero o alimentos tanto en el interior como en el exterior de los campos, con el riesgo de violencia y contracción de enfermedades que eso conlleva, o la aceptación de matrimonios no deseados.

Asimismo, muchos niños que, en una situación menos desfavorable, irían a la escuela, deben abandonarla e intentar buscar trabajo para ayudar a sus familias a sobrevivir.

Es por ello que, además de pedir a los países donantes que den dinero suficiente para cubrir las necesidades, el PAM y el ACNUR urgen a los Estados africanos a que ofrezcan a los refugiados tierras para cultivar y permisos de trabajo.