Nuevo presidente de Guatemala llama a la reconciliación nacional

Militar retirado prometió adoptar medidas drásticas contra el crimen

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Guatemala.AP y AFP El general retirado Otto Pérez Molina asumió ayer la presidencia de Guatemala con la promesa de acabar con la delincuencia y el crimen organizado que azotan el país, e hizo un llamado a un proceso de reconciliación nacional.

“Yo sufrí y me tocó vivir el conflicto armado, y después de 15 años de haber firmado los acuerdos de paz se sigue traicionando a los guatemaltecos. Le ruego a Dios que nos ayude a reconciliarnos verdaderamente”, dijo Pérez.

El presidente, de 61 años, sustituye al socialdemócrata Álvaro Colom y juró frente a una decena de gobernantes y más de 5.000 invitados extranjeros y nacionales, en un acto celebrado en un polideportivo entre nutridos aplausos y al son de bandas militares.

El nuevo presidente, que prometió impulsar reformas y drásticas medidas contra el crimen, gobernará durante cuatro años en minoría, con un Congreso dividido en bancadas de 13 fuerzas políticas, en el que su Partido Patriota (PP) contará con apenas 58 de los 158 diputados.

Pérez, quien en la época de la guerra civil (1960-1996) fue jefe militar de El Quiché –donde ocurrieron violaciones de derechos humanos–, fue elegido en segunda ronda en noviembre con un discurso que halló tierra fértil en un país más preocupado por la inseguridad que por la pobreza.

Guatemala registra una de las tasas de asesinatos más altas del mundo (38 por cada 100.000 habitantes) y la pobreza agobia a la mitad de los 14,3 millones de guatemaltecos.

Tensiones políticas. La investidura se vio conmocionada por el asesinato a tiros el viernes del diputado opositor Valentín Leal y su hermano, en víspera de asumir su banca en el nuevo congreso, luego de ser reelegido en representación de Alta Verapaz, zona del norte controlada por el narcotráfico.

Según colegas, Leal negociaba la posibilidad de abandonar el partido Libertad Democrática Renovada (Lider) para militar en el grupo del presidente.

Los carteles de la droga, en especial Los Zetas de México, se extendieron en los últimos años por vastas áreas del territorio guatemalteco y son responsables del 40% de las muertes que enlutan al país, según estimación oficial.

Al rendir ayer su último informe de gestión ante el Congreso, el hasta ayer presidente Colom calificó la espiral de violencia como “perversa” y reconoció que, a pesar de algunos avances, deja “profundos rezagos” en pobreza y seguridad.

“Me voy como llegué, muy tranquilo y sereno, pero con un mecapal (carga) de preocupaciones por esos profundos rezagos que tiene el país, que en muchos temas avanzamos, (pero) hay otros que nos falta avanzar”, dijo Colom.

Pérez promete obtener resultados en los primeros seis meses y terminar su gestión reduciendo a la mitad la tasa de homicidios y lograr diez puntos menos en el índice del 49% de niños menores de cinco años con desnutrición crónica, el más alto de Latinoamérica y quinto en el mundo.

Uno de los principales reclamos que oirá de grupos de derechos humanos será el fortalecimiento de la justicia para bajar la alarmante impunidad que, según la ONU, alcanza a un 98% de los casos en los tribunales.

Al acto de juramentación acuden los presidentes Felipe Calderón (México), Juan Manuel Santos (Colombia), Daniel Ortega (Nicaragua), Porfirio Lobo (Honduras), Mauricio Funes (El Salvador) y Laura Chinchilla (Costa Rica), así como el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.

En el marco del traspaso de gobierno, Pérez tenía previsto reunirse con los mandatarios de México y Colombia, quienes –asegura– le han prometido apoyo en la lucha contra el narcotráfico.

Hoy, el nuevo presidente recibirá el saludo de las Fuerzas Armadas en su calidad de comandante general.

Unos 2.000 efectivos de la Policía y el Ejército, custodian sitios estratégicos de la capital.