Daca. AFP. Al menos ocho personas murieron ayer en el incendio de un taller de confección, dos semanas después del hundimiento de un edificio que albergaba fábricas textiles y que ha dejado cerca de 950 muertos, un nuevo drama que ilustra los problemas de seguridad en este sector clave de la economía.
El incendio, cuyas causas aún se desconocen, se declaró en la madrugada de ayer en el tercer piso de un edificio de 11 pisos con dos talleres de confección, en el barrio de Darussalam, en Daca, la capital.
Las víctimas murieron por asfixia, por el “humo tóxico emitido por ropa acrílica”, dijo el director de bomberos, Mahbubur Rahman.
El propietario de la fábrica de suéteres, Tung Hai, que fabricaba ropa para la marca Primark, es una de las víctimas. Ningún operario falleció ya que se cierra en las noches, según la policía y los bomberos.
Las marcas occidentales han criticado las condiciones de seguridad deficientes de los operarios pero siguen comprando, suscitando las críticas por el doble discurso que consiste al final en cerrar los ojos a los “talleres de la miseria”.
Bangladés anunció el miércoles el cierre de 18 fábricas textiles en Dacca y Chittagong, la segunda ciudad del país, tras comprometerse con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a tomar medidas inmediatas para reforzar la seguridad en las fábricas a raíz del drama del Rana Plaza.
Un grupo de expertos de la ONU exhortó el miércoles a las grandes marcas internacionales de ropa que no se vayan de Bangladés sino que trabajen en colaboración con el gobierno, las organizaciones internacionales y la sociedad civil para mejorar las condiciones laborales.