Nobel de la Paz ensalza poder civil y liderazgo de tres mujeres

Premio distingue valentía y esfuerzo de dirigentes a favor de la paz y la mujer

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El Premio Nobel de la Paz se otorgó ayer a tres mujeres a quienes se reconoce su poder para movilizar gente, para rehacer sociedades en crisis y su lucha pacífica por los derechos y dignidad de la mujer.

El galardón recayó, por primera vez en la historia del premio, en la primera presidenta de un país africano, la liberiana Ellen Johnson Sirleaf, en su compatriota, Leymah Gbowee y en una figura emblemática de las recientes insurrecciones árabes, la periodista yemení, Tawakkul Karman.

Las tres fueron “recompensadas por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y de sus derechos a participar en los procesos de paz”, declaró el presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland.

“Este premio es un tributo a todas las mujeres en el mundo y a su papel en procesos de paz y reconciliación”, añadió el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg.

Primera mujer elegida democráticamente presidenta de un país africano en el 2005, Sirleaf trabajó para la reconstrucción de un país devastado por 14 años de guerras civiles que ocasionaron al menos 250.000 muertes.

La presidenta recibe la distinción cuatro días antes de una elección difícil para ella en la que aspira a la reelección. El premio despertó polémica en Liberia.

Su principal rival en la contienda, Winston Tubman, denunció el premio como una recompensa “inaceptable, inmerecida y provocadora” por atribuirse en plena campaña. Desde Oslo, Jagland desmintió cualquier tentativa de injerencia.

El acceso de Johnson al poder lo facilitó el trabajo de Gbowee, la “guerrera de la paz” quien fundó un movimiento pacífico que, mediante abstinencia sexual, ayudó a terminar la guerra civil en el 2003, señaló el Comité Nobel.

País fundado en 1822 por esclavos negros liberados provenientes de Estados Unidos, Liberia sostiene una paz de bases indecisas, debido a tensiones étnicas y a la presencia de mercenarios en su selva.

En la guerra, Gbowee movilizó y organizó a mujeres cristianas y musulmanas al margen de divisiones étnicas y religiosas que detuvieron años de guerra y garantizaron la participación femenina en las elecciones en un país de corte machista y violento con la mujer.

“El premio es importante pues nos permite dejar de evocar que África sigue involucrado en graves conflictos y poner la mirada en los esfuerzos de reconstrucción y reconciliación. Además, en el caso de Gbowee, se destaca el poder de la sociedad civil organizada para crear espacios capaces de solucionar conflictos”, explicó ayer Rina Cáceres, historiadora de la Universidad de Costa Rica, especializada en estudios africanos.

Respecto a la yemení Tawakkul Karman, el Comité Nobel consideró que ella jugó “un papel preponderante en la lucha a favor de los derechos de las mujeres, de la democracia y de la paz en Yemen”.

“Estas mujeres no son heroínas solitarias, sino parte de colectividades, y simbolizan que todos podemos hacer algo, que al final es un asunto de actitud y que no debemos ceder a la frustración en la que muchas veces nos sumerge la información fatalista de que no podemos hacer nada en nuestras sociedades”, agregó la historiadora.

Llamado de atención. Óscar Arias, expresidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz 1987, destacó que la designación de una mujer árabe es un fuerte mensaje a esas sociedades, donde, afirma, ese género sufre todo tipo de represión.

“El Comité les está diciendo a las sociedades árabes que se quedaron viviendo en el pasado mientras el mundo evolucionaba hacia una mayor participación de la mujer en la toma de decisiones. Es un mensaje de apoyo al papel que debe jugar la mujer en la sociedad contemporánea, en países donde estas siempre han sido blanco de represión”, comentó el exmandatario.

La designación de estas tres líderes sociales también es un hito en la historia del Premio que en cierta forma rinde así homenaje a las mujeres líderes de procesos de cambio en el mundo.

A la fecha, en 111 años de existir el galardón, solo 12 mujeres habían recibido el Nobel de la Paz, entre ellas, la guatemalteca Rigoberta Menchú en 1992.

El galardón se entregará en Oslo el 10 de diciembre, fecha de aniversario de la muerte de su fundador, el industrial y filántropo sueco Alfred Nobel y consiste en una medalla, un diploma y un millón de euros.