Murió líder político Giulio Andreotti, emblema del poder en Italia

Fue un verdadero adicto al poder, pero inclusive sus más acérrimos detractores reconocen su papel clave en la Italia de la posguerra

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Roma. AFP. Giulio Andreotti , dirigente de la Democracia Cristiana y símbolo del poder en Italia, siete veces primer ministro y 20 veces ministro, murió ayer a los 94 años en Roma, con lo que fallece uno de los políticos más brillantes y controvertidos de los últimos 70 años en la historia italiana.

“Con él desaparece uno de los principales actores de 70 años de vida nacional”, reconoció el jefe de Gobierno italiano, Enrico Letta, al ser informado de la muerte del histórico líder demócrata cristiano, parlamentario desde 1948.

El presidente de la República, el excomunista Giorgio Napolitano, histórico adversario político, enalteció el “importante papel” que jugó Andreotti para las instituciones nacionales e internacionales, en particular para la “construcción” de una Europa unida.

Llamado Belcebú, por su astucia para permanecer en las altas esferas del poder, representaba lo mejor y lo peor de Italia por su refinada cultura combinada con cinismo y habilidad de viejo zorro de la política.

Andreotti, nacido el 14 de enero de 1919 y senador vitalicio desde 1991, murió en su residencia, en el corazón de Roma,y será despedido hoy con un funeral sencillo.

Las exequias se celebrarán hoy en la iglesia de San Giovanni dei Fiorentini, donde iba a misa todos los días y a pocos pasos del Vaticano, con el que mantuvo una estrecha relación.

Andreotti, quien falleció a causa de una infección respiratoria, fue inmortalizado en el filme El divo , del 2008, y generó numerosas reacciones en el país. Las autoridades deportivas decretaron un minuto de silencio en todos los eventos de la semana, mientras las banderas en Italia se izarán a media asta.

Habilidoso y controversial. “Me sorprendía su humor y su capacidad de reacción ante situaciones difíciles”, comentó el cardenal Camillo Ruini, expresidente de la Conferencia Episcopal italiana.

Sus detractores no le escatimaban críticas: “Un gran estadista (pero) del Vaticano. El secretario permanente de la Santa Sede”, según el fallecido expresidente de la República Francesco Cossiga, rival y correligionario.

Andreotti se salvó de los escándalos con los que se les relacionó: contratos en el sector del petróleo de los años 60, acusaciones de pasividad frente al secuestro y muerte de Aldo Moro en 1978, y la acusación de complicidad con la Cosa Nostra en los años 90.

Además, su papel como canciller, mediador en conflictos internacionales y sobre todo a favor del diálogo con el mundo árabe, le valieron elogios incluso de sus enemigos, la izquierda italiana, y las críticas de Estados Unidos.

Durante su vida, este habilidoso líder acarició el poder en todas sus formas, excepto una: nunca llegó a ser presidente de su país.