Mandatario saliente evade traspaso por miedo a abucheo

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Lima. AP. El mandatario saliente de Perú, Alan García, rompió ayer la tradición de ir a la ceremonia de asunción del nuevo presidente. El hombre temía ser abucheado.

García, de 62 años, se despidió de sus ministros y algunos de sus colaboradores en el patio principal de Palacio de Gobierno; ahí se despojó de la banda presidencial que entregó a un edecán militar y abordó una camioneta negra de vidrios polarizados que lo llevó con rumbo desconocido.

Es tradición en Perú que el presidente saliente acuda al Congreso a entregar la banda presidencial y ofrezca un discurso de despedida poco antes de la investidura del nuevo mandatario.

García había anunciado que no acudiría a la ceremonia y negó que constituyera un desaire. Justificó la decisión para evitar “ser maltratado” como en 1990, cuando al concluir su primer mandato (de 1985 a 1990) fue abucheado en el pleno del Poder Legislativo.

En ese tiempo, García dejó al país sumido en una profunda crisis económica, generada por una serie de medidas populistas y por su decisión de enemistarse con los organismos financieros internacionales, al declarar la moratoria de la deuda externa.

En el 2011, García deja una economía vigorosa, con un crecimiento de 7% en promedio anual, inflación menor al 3%, y reservas internacionales por $47.000 millones.

Sin embargo, en las últimas semanas crecieron las críticas de sus oponentes que lo acusaron de actuar sin sensibilidad social.

El miércoles en la noche, por televisión, García dirigió su último mensaje al país, en el que hizo un breve balance de su mandato y pidió perdón a quienes “pudieron haberse sentido ofendidos por mis palabras o mis hechos”.