Maduro y Capriles sacan la espada: Venezuela entra en campaña

Líder opositor acusa al oficialista de usar el funeral para cálculos electorales

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Caracas Mientras miles de seguidores de Hugo Chávez hacían fila 12 horas para ver el cadáver maquillado de Hugo Chávez, cuya muerte se anunció el martes, la competencia electoral para elegir a su sustituto acabó de armarse y detonó pólvora en los discursos de los aspirantes presidenciales.

Henrique Capriles Radonski, el hombre que en octubre pasado se enfrentó con el líder ahora fallecido, reveló por la noche que asumirá el desafío de hacer frente a Nicolás Maduro, el heredero político del chavismo y autor de “mentiras” en torno al fallecimiento de Chávez, según el opositor.

“Nicolás, yo no te voy a dejar el camino libre. Defenderemos los votos, cueste lo que nos cueste”, pronunció el actual gobernador del estado de Miranda, donde está ubicada esta capital venezolana, a 35 días de las elecciones.

El discurso de Capriles, difundido por la cadena Globovisión, lo emitió desde el mismo comando de campaña que lo llevó a obtener el 46% de los votos el pasado 7 de octubre, cuando Chávez logró el 54% y el derecho a un mandato presidencial que nunca ejerció por el cáncer que acabó con su vida.

Ahora Capriles vuelve a alistar máquinas como representante de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), aferrado a un discurso de unidad.

Eso mismo es a lo que está apostando en sus tiendas Nicolás Maduro, presidente temporal y candidato presidencial para las elecciones del 14 abril, jornada que él bautizó como “el día de la justicia”.

Maduro, ungido por Chávez como conductor de su proyecto político que forjó en 14 años en el poder alineado a la izquierda, reaccionó anoche sin pudores. “Capriles usted sacó su cara de fascista. Candidato perdedor, miserable”, pronunció seis horas después de otro discurso en que aseguró que “esta es la hora de la unidad y el amor”.

Por la tarde, Maduro dio un discurso con aroma a programa de gobierno, con propuestas continuistas y “mano dura”. Sus palabras se proyectaron en parlantes a lo largo del paseo de los Ilustres, donde miles de seguidores, emocionados por Chávez, aplaudían y cantaban “Con Chávez y Maduro, el pueblo está seguro”.

“Voy a ser presidente porque él me lo ordenó”, escucharon de boca de Maduro quienes dedicaron su domingo a esperar para despedirse de Chávez, un líder de amplio arraigo en las clases populares.

“Esta vez, ahora inspirados por el alma de mi Comandante, sí que logramos los diez millones de votos”, dijo en la fila un trabajador de una cooperativa de construcción financiada por el Gobierno. En octubre su Partido Unido Socialista de Venezuela logró 8,2 millones frente a 6,6 millones de Capriles.

Chávez no pudo ejercer por la enfermedad que le quitó la vida el martes pasado, según Maduro, y “quién sabe cuándo murió”, como cuestionó ayer Capriles cuando acusó a su próximo rival de usar el funeral con cálculos electorales.

Así parece endurecerse la polarización política reinante en Venezuela y palpable en sus calles. En barrios populares el apoyo al oficialismo es amplio y entusiasta hacia el Gobierno, que ha hecho de las ayudas sociales el centro de su gestión. “La oposición no tiene pueblo”, decía ayer un ingeniero de la empresa estatal petrolera PDVSA. “Maduro, amigo, PDVSA está contigo”, cantaba en la calle un grupo de unos 30 empleados de la compañía base de la economía venezolana. La presencia de opositores en las calles ha sido mínima.

Capriles dijo que han respetado el duelo por la muerte del hombre a quien mucho criticaron.