La crisis lleva hoy a España a las urnas y el PP abre los brazos

Encuestas dan triunfo a Mariano Rajoy sobre Alfredo Pérez Rubalcaba

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Barcelona.España no debería estar hoy en elecciones. Eran en marzo, pero la crisis económica generó tensiones políticas y al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no le quedó más que echar mano a la posibilidad legal de su salida.

Cerca de 36 millones de españoles pueden votar hoy en los comicios bajo la atenta mirada de la Unión Europea (UE), preocupada por la respuesta política que España dé a su crisis económica.

Esta misma crisis acabó convertida en el centro de la campaña política, atizada por las cifras crecientes de desempleo (uno de cada cinco habitantes está sin trabajo), y pone al derechista Partido Popular (PP) a las puertas del poder, según todas las encuestas publicadas en medios de una tendencia y otra.

Su líder, Mariano Rajoy, podría convertirse en sucesor de Rodríguez Zapatero y dejar en el banco de la oposición al candidato oficialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien no ha podido en la campaña electoral lavar las culpas del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) por el manejo de la crisis.

Las encuestas indican que el PP llega hoy a la jornada electoral con solo la incertidumbre de saber si alcanzará los 176 escaños de mayoría absoluta del Congreso, para poder formar gobierno sin tener que aliarse y, por tanto, hacer concesiones a algún partido minoritario.

Las previsiones indican que para el PP es posible la mayoría. Podría alcanzar entre 190 y 195 escaños, frente a un PSOE con un cálculo de entre 116 y 121, según encuestas periódicas del estatal Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

En marzo del 2008, el PSOE había alcanzado 169 y el PP 153, lo que le permitió a Rodríguez Zapatero continuar el mandato iniciado en el 2004, cuando España gozaba de una alegre bonanza económica, en parte gracias al boom de los negocios inmobiliarios.

España creció en los 90 durante el gobierno de José María Aznar (PP) y con el apoyo de los fondos comunitarios de la Unión Europea. Para el 2004, cuando el PSOE ganó las elecciones al calor del atentado terrorista del 11 de marzo en Madrid, España aún gozaba una bonanza que se prolongó dos o tres años más.

La burbuja inmobiliaria se reventó a inicios del 2008, se juntó con la crisis financiera internacional y Rodríguez Zapatero tardó en reconocer los apuros. En dos años se desinfló la economía y este 2011 cerrará con cifras contundentes: un crecimiento del producto interno bruto (PIB) menor al 1% y una población de desempleados que asusta.

El 20% de quienes deberían estar trabajando no lo hacen. Son cinco millones de personas, equivalentes, en términos absolutos, a la población total de Costa Rica. A escala, considerando población total de ambos países y la económicamente activa, sería como tener en Costa Rica 440.000 desempleados, en lugar de los 180.000 actuales, según datos oficiales.

Aparte del desempleo, el consumo se redujo y tiene la inflación bordeando el 3%. Hay modernas carreteras subutilizadas y aeropuertos nuevos y vacíos. La UE vigila ahora a España y su deuda pública, asustada por los tambaleos financieros en Grecia e Italia y el peligro que se cierne sobre la estabilidad del euro. Las oficinas de empleo estatales están llenas de gente que tramita el subsidio por desempleo, una prestación que recibe el 70% de los desocupados.

Las datos son preocupantes, pero la percepción ciudadana es dramática. En el metro, en los medios, en los bares a veces llenos... todos se quejan de la crisis.

“Así estamos, así nos tiene el Gobierno. Mi marido se ha quedado en el paro (desempleo) y yo trabajo por horas como secretaria en negro (sin contrato). Cada mañana digo a mis dos niños que nos preparemos para cosas peores”, narró este jueves Julia Alcántara, en Barcelona, mientras salía de compras en un supermercado barato.

Campaña de crisis. Así, a Rajoy le quedó fácil hacer la campaña política. Solo presenta con simplismo el panorama del 2003 y el de ahora, tras ocho años de gobierno del PSOE. En el 2003 había 3,5 millones de desempleados y ahora hay 5 millones, dice con frecuencia. Por eso su eslogan: “Súmate al cambio”.

El oficialista Pérez Rubalcaba parece no haber podido convencer a los españoles. Ni siquiera logró repuntar con el anuncio de “cese de actividad armada” hecho por los terroristas vascos de ETA hace dos semanas y media.

A Pérez Rubalcaba le ha quedado poner los signos de duda sobre las promesas de Rajoy y señalar los posibles recortes en gasto social y pensiones. Lo intentó en el único debate cara a cara, en el que el socialista inquirió e inquirió a su rival, que eludió sabiendo que tiene todo listo para festejar hoy con la brasa de la crisis en la mano.

Al margen de las agrupaciones políticas está la presión del movimiento de los “indignados”, que resume el enfado de los ciudadanos con su clase política. Sus lemas son “democracia real ya” y “no hay pan para tanto chorizo”. Aún ayer decidieron reactivar sus acampadas en plazas de Madrid y Barcelona.

Hay incluso un partido que pide el voto solo para dejar vacías las curules. Su lema es “mejor escaños vacíos que mal ocupados”.