La Capilla Sixtina está casi lista para albergar cónclave

Este sábado se colocó la chimenea desde la que saldrá el humo blanco

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Ciudad del Vaticano. AFP y efe. Los preparativos para adaptar la imponente Capilla Sixtina se aceleraron ayer con la instalación de la chimenea de donde saldrá la célebre “fumata bianca” (‘humo blanco’) al término del cónclave que empezará el martes para la elección del sucesor de Benedicto XVI.

Tres días antes de que los 115 cardenales con derecho a voto se encierren en la célebre capilla del Renacimiento para elegir al nuevo papa, un centenar de periodistas fueron autorizados a visitarla para comprobar los trabajos.

Bajo la mirada del Juicio Final , de Miguel Ángel, decenas de empleados del Vaticano colocaban las mesas donde escribirán los cardenales el nombre del elegido y las sillas donde se sentarán.

Ya se colocó la tarima en el suelo, para evitar el desnivel existente en la Sixtina, y la estufa que se usará para quemar las papeletas y otra de apoyo, por cuya chimenea saldrá la “fumata bianca” que anunciará al mundo, junto el repique de las campanas del Vaticano, que hay nuevo pontífice.

Las mesas están siendo colocadas delante de los cortinajes simulados en las paredes laterales. Cada mesa estará ocupada por 9 u 11 cardenales, según las sillas de madera noble colocadas tras ellas. En medio de la capilla y bajo la famosa Creación , de Miguel Ángel, será colocada una mesa con un atril, sobre el que se colocará el Evangelio.

Bromas por el humo. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, se divirtió ayer en el Vaticano con las expectativas que genera en el mundo la “fumata bianca”.

“¡Déjennos un mínimo de suspenso, es necesario!”, pidió al referirse a “uno de los momentos más bellos y apasionantes” para un católico cuando se anuncia que la Iglesia tiene un nuevo papa y sale el humo de la chimenea y repican a fiesta las campanas a San Pedro.

El mismo vocero del Vaticano, que en el 2005 dirigía la emisora de la Santa Sede, contó que hace ocho años, suscitando la desesperación de los periodistas, hubo dificultades para reconocer la “fumata bianca” que anunciaba la elección de Joseph Ratzinger porque coincidía con un atardecer gris y las campanas se demoraron mucho para repicar.

Los 115 cardenales electores, menores de 80 años, provenientes de 51 países, analizaron ayer la situación interna de la Iglesia antes de encerrarse el martes próximo en la Capilla Sixtina para elegir en secreto al nuevo pontífice, quien deberá obtener 77 votos para convertirse en el líder de 1.200 millones de católicos.