Japón modificará su programa de caza de ballenas si la Corte Internacional falla en su contra

Según datos de la Comisión Ballenera Internacional unas 1.600 ballenas son capturadas anualmente por arpones japoneses

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La Haya.

Japón se mostró dispuesto a modificar su programa científico de caza de ballenas si así lo decide la Corte Internacional de Justicia (CIJ) , que a partir de este martes deliberará en el contencioso iniciado por Australia sobre la caza nipona de esos cetáceos en la Antártida.

"Japón está dispuesto a modificar su programa si eso fuera necesario" , dijo el delgado de Tokio ante CIJ, Koji Tsuruoka, en los alegatos que cerraron tres semanas de audiencias en esta disputa ante el máximo órgano judicial de la ONU.

A pesar de esta declaración de acatar la decisión última del Tribunal, que emitirá su fallo en cuestión de meses, Japón siguió defendiendo los fines científicos de su programa de caza de ballenas.

Tsuruoka se congratuló de la oportunidad que Australia le ha brindado para "poder decir a todo el mundo la verdad sobre los objetivos científicos del programa japonés" de caza de cetáceos, el cual, según Camberra, encubre una práctica comercial que viola tratados internacionales.

El vocal reiteró además la petición de Tokio para que la CIJ se declare sin jurisdicción en el caso y rechace todos los reclamos de Australia.

El portavoz también resaltó que Australia "ha rebajado su tono a lo largo de las audiencias y ha derivado el caso hacia el hecho de si las prácticas japonesas ponen o no en peligro a las poblaciones balleneras", lo cual, según Tokio, no es el caso.

Australia denunció a Japón en 2010 ante la CIJ porque duda de los fines científicos del programa de investigación con el que Japón autoriza la caza de ballenas en la Antártida, asegurando que los objetivos de Tokio violan resoluciones legales internacionales y persiguen fines comerciales.

Según datos de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), a la que tanto Australia como Japón pertenecen, unas 1.600 ballenas son capturadas anualmente por arpones japoneses, que, desde que entró en vigor la moratoria internacional, cazó en total unos 33.000 cetáceos