Italia defiende presencia de crucifijos en escuelas

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Estrasburgo, Francia. DPA El Gobierno italiano, apoyado por diez países, solicitó ayer a la Corte Europea de Derechos Humanos modificar su decisión de prohibir los crucifijos en las escuelas públicas.

El controvertido tema dio lugar a debates en la Corte de Estrasburgo, que dará a conocer su decisión definitiva dentro de unos meses. Posteriormente, Italia deberá acatar esta decisión, la cual podría aplicarse a los 47 países miembros del Consejo de Europa.

“El crucifijo es un símbolo pasivo que no tiene relación con la enseñanza laica”, explicó ante la Corte Nicola Lettieri, representante del Gobierno italiano, durante una audiencia que fue muy concurrida.

“¿Dónde está el atentado a los derechos? Nadie aparta a los niños de las convicciones de sus padres. Si se considera que el crucifijo expresa una tradición cristiana, no se puede acusar a Italia de proselitismo”, concluyó Lettieri.

Por su parte, Nicola Paolet, el abogado de la ciudadana italiana que inició la demanda para prohibir los crucifijos en las escuelas públicas, subrayó que su cliente solo quiere educar a sus hijos en función del principio de laicidad (se refiere a una sociedad sin apego a denominación religiosa alguna).

“En las escuelas públicas, los niños piensan que el Estado se identifica con esta religión y cuando no son católicos, pueden sentirse minoritarios y sufrir”, dijo Paolet.

En noviembre, la Corte consideró que la presencia de crucifijos era contraria al derecho de los padres de educar a sus hijos según sus convicciones y al derecho de los niños a la libertad religiosa.

Sin embargo, la Corte tuvo que volver a debatir el tema ayer debido a la apelación del Estado italiano.

“Los países tienen derecho a definirse en función de un patrimonio religioso”, agregó el defensor de ocho países que intervienen como terceras partes, Joseph Weiler.

Según él, Lautsi “quiere imponer el abandono del crucifijo, pero no hay deber de laicidad alguno que haya que imponer en Europa”.

La conferencia episcopal alemana y la española se manifestaron a favor de la presencia del crucifijo. Según el representante alemán, el arzobispo Robert Zoellitsch, para la identidad europea es de gran importancia poder mantener y transmitir sus tradiciones y valores.

Los ocho países representados por Weiler son Armenia, Bulgaria, Chipre, Grecia, Lituania, Malta, Rusia y San Marino. Mónaco y Rumania también apoyan el punto de vista italiano.